Tras mirar el calendario, se atisban en el horizonte al menos cuatro citas electorales importantes. Algunas de ellas de tal trascendencia que pueden incluso modificar el futuro de Europa.
Holanda: La segunda parada electoral se produce en los Países Bajos justo el 15 de marzo. Los holandeses renovarán la Segunda Cámara de sus Estados Generales (Parlamento) formada por 150 escaños. La extrema derecha tiene grandes posibilidades de ser la fuerza más votada. Según los sondeos demoscópicos, el Partido por la Libertad (PVV) superará a los conservadores del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), quienes hasta ahora manejan las riendas del gobierno. Fundado en 2005, cinco años después ya se había convertido en el tercer partido de Holanda. Aunque en 2012 perdió fuelle, el PVV mantuvo esa posición por detrás de los laboristas.
No obstante, la gran habilidad de Marine Le Pen para atraerse el estado de ánimo de los ciudadanos franceses, temerosos tras los atentados terroristas en París y Niza y por la crisis económica, puede provocar que el Frente Nacional consiga docenas de diputados en la Asamblea Nacional, que se renovará en junio. Ese sería un histórico resultado que alteraría el equilibrio político existente.
Oriente Medio: Según los vaticinios de la revista The Economist, cada vez parece más probable que en 2017 el autodenominado "califato" del Estado Islámico, el "régimen yihadista más atroz nunca visto", será derrotado por fuerzas locales y una coalición internacional. Los terroristas están cediendo terreno en Irak y en Siria. Pero muchos de los extremistas que han luchado sobrevivirán a esa derrota, como lo hicieron los partidarios de Al Qaeda entre 2007 y 2008. El enorme reto será limitar el daño que puedan causar en el futuro. En Irak las cosas podrían empezar a solucionarse si se toman adecuadas medidas políticas para mitigar las diferencias entre suníes y chiíes. El destino de Siria, por contra, continuará desgraciadamente azotado por la guerra y el terror.