"La idea es original: la nave cuenta con propulsores iónicos en sus extremos contrarios; el satélite se acerca a la nave espacial fuera de uso y activa sus motores a la misma potencia en ambos lados, debido a ello, el chorro que sale de uno de los propulsores desplaza de la órbita el objeto en desuso", explicó el funcionario.
"Con qué fuerza es necesario 'soplar' con el chorro de iones, depende de la potencia del propulsor; las valoraciones muestran que si tenemos un motor con una potencia de casi 5 kilovatios, el tiempo de expulsión del un satélite-diana rondaría los 15 días, en dependencia de su masa y dimensiones", añade el experto.
La vigencia del tema es tan alta que las medidas para buscar una solución pronto tendrán que ser tomadas a nivel internacional.
Según datos del sistema automatizado de avisto sobre situaciones de peligro en el espacio, a mediados de 2016 en las órbitas terrestres habían alrededor de 17.800 objetos grandes, de más de 10 centímetros, y la mayor cantidad de esta "basura" se debe a Rusia, EEUU y China.