En los días previos a la navidad de 1939, la Segunda Guerra Mundial tocó las puertas de los uruguayos. Una batalla naval entre alemanes y británicos que inició el 13 de diciembre y terminó el 20 con el suicidio de Hans Langsdorff, el capitán de la Kriegsmarine al mando del buque alemán Graf Spee.
El alemán se enfrentó a los navíos británicos Ajax y Exeter y el neozelandés Achilles. Derrotado, el capitán hundió su nave en la bahía de Montevideo. Miles de uruguayos presenciaron el hecho histórico desde las azoteas de sus casas o desde la rambla.
El Graf Spee era un acorazado de bolsillo ágil y potente, que se convirtió en la pesadilla de los buques mercantes con banderas enemigas. En los tres meses de guerra que estuvo en servicio con Langsdorff como capitán, hundió al menos nueve naves al servicio de los países aliados, utilizando técnicas de corsario, como cambios de bandera o camuflaje. Las naves abatidas de septiembre a diciembre de 1939 llevaban mercancías para abastecer principalmente al Reino Unido.
Frente a Punta del Este, comenzó el 13 de diciembre la Batalla. El Ajax, el Achilles y el Exeter rodearon al Graf Spee. A pesar de que el corsario alemán tenía ventajas sobre las naves enemigas, una serie de errores tácticos de Langsdorff provocaron que no lograra derrotarlas.
En el enfrentamiento, que duró una hora y media, el Exeter se vio gravemente dañado y debió retirarse del combate. También el Graf Spee se vio averiado, por lo que el capitán decidió anclar en el puerto de Montevideo. El Ajax y el Achilles permanecieron en el área.
Uruguay se vio forzado por la presión del Reino Unido y de Alemania para tomar una decisión sobre el destino del acorazado de bolsillo. Para los británicos, el tiempo en el que el Graf Spee permanecía estacionado en Montevideo servía para convencer a Langsdorff que otros buques llegarían para enfrentarlo y seguir la batalla. Los alemanes necesitaban algunas semanas para reparar los daños que sufrió la embarcación y esperaban contar con el apoyo de Argentina.
El 17 de diciembre, el Graf Spee levó anclas para abandonar la bahía de Montevideo, pero Langsdorff decidió romper con la orden y hundir el barco. Encalló en el oeste de la capital uruguaya y tras una serie de explosiones, las llamas consumieron a la nave.
La tripulación de un millar de navegantes fue evacuada y repatriada a través de Buenos Aires o Montevideo. Se cree que el capitán alemán hundió el barco para no facilitar el acceso de los enemigos a la tecnología de avanzada del acorazado. Los británicos habían quedado impresionados por la precisión de los disparos, gracias al telémetro de la nave.
Algunos días después, Langsdorff se suicidó el 20 de diciembre ataviado con su uniforme de gala en un hotel de Buenos Aires y envuelto con la bandera de combate de la armada nazi. En una nota dirigida al embajador de su país, asumió la responsabilidad del hecho y explicó que era la única opción que tenía tras caer en la "trampa" tendida por los buques británicos.