No obstante, a pesar de que un tratado de paz nunca ha sido firmado hasta el momento, los dos países no están en guerra. La confrontación entre Moscú y Tokio terminó con la rendición de los japoneses en 1945. Las relaciones diplomáticas fueron restauradas en 1956, tras la firma de la Declaración Conjunta de Paz. Una de las condiciones principales del documento fue la resolución de la controversia acerca del estatus de las islas Kuriles del sur, disputadas por el país asiático.
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El primer ministro nipón, Shinzo Abe, "está bien preparado para la reunión con Putin y se encuentra en una buena forma política", según el medio.
"Si se tratara de una lucha de sumo, sería el primer combate en el que Putin se enfrentaría a un luchador con suficiente poder", destacan los expertos, que agregan que Shinzo Abe "ha acumulado mucho músculo político durante casi cuatro años en el cargo. Ese es un factor nuevo e importante para romper el largo período de estancamiento entre las dos partes".
Este plan consta de ocho apartados. Su 'punto culminante' es ofrecer a Rusia la asistencia en el desarrollo de la salud pública y la infraestructura urbana. Los nipones tienen previsto llevar a cabo esta parte del plan a través de empresas privadas, interesadas en inversiones en compañías rusas.
Además, a juicio de los autores, Tokio está acelerando la firma del acuerdo con Moscú con el fin de ampliar el campo de sus maniobras estratégicas, debido a que su "espacio estratégico es muy estrecho". Nunca antes en la historia moderna Japón se ha encontrado emparedado "entre un 'oso' en el norte y un 'dragón' en el sur" —Rusia y China, respectivamente— que son a la vez fuertes e influyentes y poseen armas nucleares.
"El contexto regional es inestable y, por lo tanto, la firma de un acuerdo de paz con Rusia es un asunto de creciente importancia estratégica para Japón", concluyen.