Según el centro ruso para la reconciliación de las partes en conflicto en Siria, más de 4.000 miembros de Daesh emprendieron un nuevo intento de tomar Palmira.
"La ofensiva lanzada contra Palmira es una reacción natural del adversario, es un intento de revancha por las derrotas sufridas en Alepo", dijo el experto a RIA Novosti.
A su juicio, esto fue posible porque una parte de los amnistiados en Alepo aprovecharon la oportunidad para volver a incorporarse a los combates y también gracias al apoyo que recibe Daesh de sus patrocinadores extranjeros.
"La toma de Palmira daría acceso a los yacimientos de petróleo cercanos" y abriría la posibilidad de volver a destruir el patrimonio histórico de la ciudad, agregó.
Este ataque sorpresa, realizado por un número tan grande de terroristas significa que algo no funciona bien dentro del sistema de reconocimiento que existe al efecto, señaló Sivkov.
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Los extremistas trasladaron sus destacamentos hacia Palmira desde Al Raqa, donde las unidades controladas por EEUU y la coalición internacional dejaron de librar combates intensos la semana pasada, otras reservas y material blindado llegaron a Palmira desde Deir Ezzor, informó el centro ruso para la reconciliación de las partes en conflicto en Siria.
Palmira, uno de los seis lugares de Siria declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, había caído en mayo de 2015 en manos del autoproclamado Estado Islámico, o Daesh.
El 27 de marzo de 2016, el Ejército sirio recuperó el control de esta ciudad, pero los yihadistas realizaron a lo largo de los últimos meses varios intentos por expulsar a las tropas gubernamentales y apoderarse de los campos de petróleo y gas situados al oeste de Palmira.