La investigación demostró que los responsables del Departamento de Defensa primero falsificaron documentos sobre la inutilidad de los paracaídas PSU-36 de la serie 2. Estos fueron retirados de servicio. Pero los paracaídas no fueron eliminados, sino transferidos a propietarios privados. Las empresas los vendieron a otros propietarios. Y los últimos los revendieron al Ejército ucraniano, explica la autora.
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Además, la corresponsal recuerda otro negocio ilícito: con el dinero asignado por el Estado para la adquisición de viviendas para los militares, se compraron casas abandonadas a bajo precio, y posteriormente se repararon solo el exterior de las mismas.
"Se sabe que el Ministerio de Defensa de Ucrania siempre se queja de falta de dinero. Ahora entendemos por qué lo hacen. ¿Cómo el Ministerio va a tener dinero con estos 'genios' financieros?", ironiza la autora.