Rojas logró ser una de las pocas personas que presenció el enjuiciamiento al Comandante, cuyo alegato, 'La historia me absolverá', fue una de las principales piezas del pensamiento del revolucionario. Fidel optó por realizar su autodefensa entre el 16 de septiembre y el 21 de octubre de 1953, el período en el que se llevó a cabo el juicio.
Rojas recordó la defensa de Fidel ante el fiscal, quien realizó una "diatriba" contra los revolucionarios por haber encontrado un libro de Lenin con la firma de Abel Santamaría, uno de los destacados militantes rebeldes, que fue asesinado y torturado en el hospital luego de ser capturado.
Ante la acusación, Fidel respondió categóricamente: "El que no ha leído literatura socialista es un ignorante", indicó Rojas. La periodista calificó esa respuesta como algo "sensacional".
"Él no le dijo que era un ignorante. [Dijo] ni Abel, ni yo, ni otro son ignorantes: el que no ha leído nunca literatura socialista es un ignorante. Es una respuesta de tal sutileza que era la única respuesta posible", evocó.
Rojas recuerda que "día por día hacía el reportaje como si fuera a salir en el periódico", pero que debido a la censura, "lo guardaba". Sin embargo, el material periodístico le sirvió para trabajar en la revista Bohemia.
La periodista también había presenciado la toma del Cuartel el 26 de julio de 1953, por un grupo de rebeldes dirigido por Fidel, que buscaba crear un levantamiento contra el régimen de Fulgencio Batista. La intentona fue aplastada y seguida por una brutal represión que terminó con el asesinato de gran parte de los rebeldes.
María Antonia Figueroa se presentó ante el Comandante. Fidel le explicó que ese juicio fue "la única tribuna" que tenía y donde "podía decir las cosas para que alguien las oyera". Le agradeció el gesto y la valentía de acompañarlo. Además, le encomendó la tarea de ser tesorera del Movimiento 26 de julio, formado en el presidio de Isla de Pinos. Figueroa aceptó el encargo, pero le preguntó a Fidel cómo le llegaría el dinero que debía custodiar.
"El dinero lo tienen que buscar ustedes, tienen que buscar la manera de recaudar fondos. Yo no tengo dinero, acabo de salir de la cárcel", dijo Fidel, según recordó Rojas. La periodista indicó que Figueroa inició la tarea en toda la entonces provincia de Oriente a través de la venta clandestina de 'La historia me absolverá'.
"Cuando Haydée y Melba estaban haciendo clandestinamente ‘La historia me absolverá' yo no sabía dónde la estaban imprimiendo. Me decían 'llévame aquí, llévame allá'. Mi carro tenía el letrero de Bohemia. No era un carro que podía ser de un revolucionario", relató.
La cronista del juicio rescata la intensidad de la vida de Fidel:
"No tiene una razón científica, pero si lo analizas así, verás que Fidel ha vivido el doble: si tenía 90 años vividos, ha vivido 180".
Recuerda sus largas jornadas que se iniciaban temprano, leyendo teletipos provenientes de todo el mundo para estar al tanto de lo que ocurría y sus visitas en la madrugada a las sedes de los periódicos Granma y Revolución, además de la agenda normal de un Jefe de Estado. "Tuvo una vida muy intensa, tanto por la actividad como por el tiempo neto del individuo", valoró.
"#Fidel fue un artífice de los levantamientos armados y de las negociaciones de paz" https://t.co/lG9w1oovb0 pic.twitter.com/gfozwcTJsb
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 26 de novembro de 2016
En su rol de periodista, Rojas realizó numerosos recorridos dentro y fuera de Cuba. De los domésticos, evoca por sobre todo la cercanía de Fidel con su pueblo y la preocupación desde la situación de la agricultura en las zonas áridas hasta la tristeza de una chica a la que la dejó su novio por otra muchacha. "¿Tú te vas a poner así triste porque él tiene otra novia? Tú tienes que estudiar y buscar otro novio", comentó, entre tantas otras historias. Todas fueron publicadas en los diarios, hoy están en sus libretas.
Según la escritora, el Comandante siempre llevaba una mochila con libros de economía, política y literatura general. En una ocasión, ambos estaban a bordo de una nave de la que debían bajarse por motivos de seguridad. Al darse cuenta que le faltaba su bolsa, el líder revolucionario subió de nuevo a la embarcación para buscarla.
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"Son infinidad de cosas que te dan un ser humano y un estadista muy original, además de una inteligencia, una estrategia y una conspiración constante, en el mejor sentido de la palabra", concluyó.