Por un lado, el organismo señala que los "profundos desacuerdos" dentro de la UE pueden llevar a que algunos países comiencen a mostrar abiertamente su oposición a las políticas de Bruselas, especialmente en el tema de las sanciones antirrusas. En caso de quebrantarse la unidad del bloque europeo, Rusia podría verse beneficiada.
Algunos de estos cambios ya se pueden observar, prosigue el análisis. El 13 de noviembre, en Moldavia, fue elegido un presidente que, a pesar de no contar con el apoyo mayoritario del Parlamento, sí que podría intentar reforzar los lazos económicos con Rusia.
Ucrania, por su parte, se ha dado cuenta de que el apoyo de EEUU y Europa puede no ser eterno, y los cambios políticos en el mundo pueden obligarla a cambiar su posición con respecto a los Acuerdos de Minsk y mostrar "una actitud más pacífica" en las negociaciones con Rusia.
Incluso si el próximo año Occidente suaviza las sanciones antirrusas, EEUU y la OTAN difícilmente dejarán de apoyar a sus aliados en las fronteras con Rusia; sin embargo, las actuales "transformaciones políticas" en Europa y EEUU pueden dar a Moscú más espacio para recuperar su posición privilegiada en Eurasia, según concluye el análisis.
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