La apertura de México a las inversiones privadas y extranjeras será beneficiada por la decisión de Trump de eliminar regulaciones ambientales y de exportación de combustibles fósiles en EEUU, aunque introduce competencia, fue el consenso de un seminario de expertos sobre la Reforma Energética, organizado por la Asociación Negociadores Internacionales de Petróleo (AIPN, por sus siglas en inglés), al cual tuvo acceso Sputnik Nóvosti.
"El efecto Trump no tendrá impacto negativo en la industria petrolera", dijo Santiago Sepúlveda, socio de una importante firma de abogados vinculada a esta industria, que participó en la mesa sobre las asociaciones de la estatal Pemex con las grandes petroleras extranjeras.
El clima favorable pronosticado no solo se basa en las políticas energéticas que aplicará el nuevo Gobierno republicano.
"La industria petrolera tiene una larga historia de aprendizaje sobre riesgos de largo plazo, y el efecto del nuevo gobierno de EEUU en México será menor que en otros sectores", dijo el analista de la firma Creel y Asociados, con más de 80 años en el mercado, sin mencionar por su nombre a la atemorizada industria automotriz.
México ha firmado contratos petroleros por unos 7.000 millones de dólares desde que abrió su industria energética en julio de 2015.
Pero la gran licitación, la llamada 'joya de la corona', saldrá a concurso el 5 de diciembre próximo, cuando el Estado mexicano espera asignar más de 40.000 millones de dólares de contratos, por sus campos en las complicadas aguas profundas del golfo de México, bajo más de 2.000 metros de tirantes de agua.
"Un factor determinante es el tiempo: se calcula entre tres y seis años el lapso necesario para comercializar el primer barril de crudo extraído de los campos bajo las aguas profundas", acotó el abogado especializado en temas petroleros.
Vajilla de plata
Un factor muy atractivo está en los hidrocarburos que México ha decidido licitar, por primera vez: "sus campos de aguas profundas son bloques gigantescos, unos 100 veces más grandes que los que ofrece EEUU" al otro lado de la frontera marítima del golfo de México, dijo a su turno Miguel Viramontes, director de BlackRock, la compañía con sede en Nueva York, con 5.100 millones de dólares en inversiones en el mundo.
"México ha sacado la vajilla cara para invitar a las 'majors', sin embargo la información sísmica disponible es muy limitada, y es un buen momento para ofrecer a los jugadores internacionales un arenero más grande", señaló Viramontes.
La próxima ronda, continuó, que será la primera que se realice después del triunfo de Trump, "mostrará que es posible apostar a largo plazo, calmará la zozobra y probará además si los grandes capitales creen en las apuestas a largo plazo, que pueden durar dos o tres períodos presidenciales más", después de 2021.
Para el ejecutivo de la poderosa BlackRock, Trump no traerá mayores complicaciones al mercado energético mundial.
"Un solo país no puede transformar la industria, y no serán tontos para poner barreras, si ellos tienen el superávit", gracias a la creciente producción de EEUU, explicó Viramontes.
Por su parte, Ignacio Filici, director general de la firma TrueBlackOil, planteó que tras casi ocho décadas de monopolio estatal, "para México resultaría mejor medir el éxito de la apertura a la inversión por el incremento en la producción petrolera, antes que por la cantidad de contratos asignados, o por la regalía que las compañías ofrecen al Estado".
Esa advertencia parte de su experiencia en otros países petroleros latinoamericanos: "En Brasil, los campos marinos fueron licitados, pero no fueron productivos; y los inversores se fueron años más tarde", dijo el experto argentino con 16 años en la industria.
Otro caso similar fue Colombia: "Allí los inversores no han podido aprovechar los recursos de hidrocarburos, porque no pudieron superar todo tipo de dificultades de acceso a los campos", indicó Filici, sin mencionar el tema de la violencia y los sabotajes de la guerrilla, que es una preocupación latente para las petroleras.
A su turno, Ernesto Iniesta, director comercial de campos marinos de la estadounidense FMC Technologies, expresó una observación crítica sobre el esperado evento del 5 de diciembre.
"No fue buena idea mezclar la cuarta licitación de la Ronda Uno de la Reforma Energética con el 'farmout' del campo marino Trión —dijo-, que requiere otros 11.000 millones de dólares para ser desarrollado", compitiendo con los más de 40.000 millones de dólares esperados en los otros contratos que serán licitados.
El reservorio de Trión es un prometedor campo explorado por Pemex en el golfo de México, cuyos derechos de explotación y producción fueron asignados a la petrolera estatal en la llamada Ronda Cero, previa a las licitaciones comerciales de la Ronda Uno.
Pero ante la falta de recursos financieros y tecnológicos, Pemex ha decidido explotarlo mediante una asociación estratégica con una empresa extranjera, a la cual migrarán esos derechos.
"Ese campo requiere en total unos ocho o nueve años para ser desarrollado", advirtió Iniesta.
Otros temas que abordaron los analistas están relacionados con las políticas de transparencia y anticorrupción, para otorgar confianza a los inversores, que piden una mayor simplificación ante la excesiva regulación actual, incluso duplicada en algunos casos.
La cereza del pastel de los 20 panelistas fue la presentación del subsecretario de Hidrocarburos mexicano, Aldo Flores Quiroga, quien advirtió de que con el nuevo Gobierno "la industria en EEUU será más competitiva y México debe mantener el ritmo de su apertura energética".
Esta semana, Trump envió su principal mensaje a la industria con su plan de 100 primeros días.
"En materia de energía, voy a cancelar las restricciones que destruyen puestos de trabajo en el sector estadounidense de la producción de energía", anunció el presidente electo.
Esa drástica medida de desregulación permitiría la producción petrolera en más terrenos y aguas federales con nuevos proyectos energéticos y anularía medidas ambientales del presidente saliente Barack Obama.
La anulación de controles federales, sobre todo relacionadas con el cambio climático, es su estrategia hacia una meta de campaña: "Que EEUU llegue a ser independiente en materia de energía".
Y con esa promesa llegó también una sonora revelación geológica, poco después del triunfo del magnate: el yacimiento Wolfcamp, valorado en 900.000 millones de dólares, tiene capacidad para abastecer el consumo del país durante al menos tres años.
"Nos llama la atención ese hallazgo, porque son recursos recuperables del subsuelo, pero aún no se sabe si son comercialmente rentables, y explotarlos puede demorar a EEUU hasta seis años", más allá del período de Trump, declaró el responsable gubernamental mexicano.
El responsable federal de la cartera de Energía agregó que la "competencia del mercado de crudo arreciará, porque las políticas de Trump permitirán a EEUU elevar su producción".