Recientemente el grupo de CAR entró en la ciudad iraquí de Qaragosh —anteriormente habitada por cristianos—, en los alrededores de Mosul, que sufrió una devastación aterradora producida por los extremistas de Daesh —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países—. El objetivo del equipo fue inspeccionar los lugares de la ciudad anteriormente utilizados por los yihadistas, incluyendo almacenes de armas y municiones.
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Así, en una vivienda, además de cinturones con explosivos de los que usan los atacantes suicidas, hallaron cajas vacías de municiones con números de serie y de lote que a la vez, permitieron determinar dónde se fabricaron. Según indicaron los investigadores, su objetivo principal era averiguar cómo las armas acabaron en las manos de los terroristas.
"Hasta el momento, la comunidad internacional no ha prestado atención al hecho de que las armas (occidentales) están siendo desviadas hacia áreas afectadas por el conflicto", declaró Bevan.
No obstante, no fue el único hallazgo del equipo en Qaraqosh. En una iglesia cristiana usada por Daesh como planta de armas, los investigadores encontraron partes de cohetes, un cuenco con agentes químicos y unas instrucciones para fabricar explosivos.
Los investigadores indicaron que una parte del armamento se fabricaba en los talleres establecidos por los terroristas. Sin embargo, existe fuerte evidencia de que algunos materiales habían sido recibidos desde el extranjero.
Por lo tanto, todas las municiones y armas encontradas por el CAR se sometieron a un examen para rastrear la ruta por la cual estas llegaron a las manos equivocadas.
"Sus redes de compra llegan al sur de Turquía y ellos posiblemente tienen relaciones muy fuertes con distribuidores muy grandes", explicó Bevan.
El grupo concluyó que en las primeras fases del conflicto la mayoría de las armas era arrebatada por los yihadistas de Daesh en los campos de batalla en Irak y Siria, sin embargo, desde finales de 2015, informó, apareció otra fuente de aprovisionamiento más importante.
No obstante, en la ciudad de Qaraqosh —igual que en muchos otros lugares azotados por la guerra— las armas acabaron a disposición de los terroristas que las usaron para combatir a las fuerzas iraquíes.
Bevan enfatizó que la destrucción causada por estas armas es enorme en Siria e Irak, afectadas por el conflicto. Por lo tanto, concluyó, el principal paso para evitar el desvío será establecer la ruta por la que llegan.