"No debemos hacer caso a la 'población rusohablante', debemos seguir nuestros propios objetivos. Todos ellos [rusohablantes] son ciudadanos de Ucrania que deben respetar la ley. Si no respetan la ley, no tendrán ni formación, ni empleo", declaró Farión a Radio Svobóda.
La legislación a la que hace referencia la exdiputada es el artículo 10 de la Constitución de Ucrania, que establece el idioma ucraniano como lengua oficial del país, pero la situación 'lingüística' va más allá de la ley fundamental.
Raíz de los desacuerdos
Según esta ley, se establecía el uso de dos lenguas oficiales en 13 regiones del país (de las 27 totales) con un enfoque especial en el idioma ruso que es natal para muchos ucranianos (hasta 36% de la población del país, según un estudio de 2012) y también es la lengua que habla de forma fluida la mayoría absoluta de los habitantes del país.
La polémica decisión de cancelar la ley fue percibida por los habitantes del sur y este de Ucrania —mayormente rusohablantes— como una amenaza de una 'ucrainización forzosa', provocando disturbios y protestas que fomentaron la crisis política en el país.
Como consecuencia, el presidente interino de la época, Alexandr Turchínov, se negó a firmar la decisión del Parlamento, aplazando la discusión para el período posterior.
La vuelta del 'problema lingüístico'
El actual presidente del país, Petró Poroshenko, a su vez, considera que el ucraniano debe permanecer como el único idioma oficial ya que "es un factor de consolidación para la sociedad" de Ucrania.
Cabe notar que el texto del citado artículo 10 de la Constitución del país "garantiza el libre desarrollo, uso y protección de la lengua rusa y otras lenguas de las minorías étnicas en Ucrania".