"Ese clamor por el aumento de la represión no se corresponde a ninguna estadística oficial; se debe a una ola conservadora que vivimos no solo en Brasil, sino en el mundo entero", señaló Souza, coordinadora de los Derechos de los Niños y Adolescentes de la Defensoría Pública del Estado de Río de Janeiro.
De ese total, el 90% eran hombres y el 77% negros, según los datos del Mapa de la Violencia recogidos en el informe de Amnistía Internacional "Usted mató a mi hijo", divulgado el año pasado.
Mientras, tan solo el 0,2% de los adolescentes privados de libertad lo están por cometer crímenes violentos.
La discriminación racial y las desigualdades resultantes hacen que la población negra, y en particular los jóvenes negros, vivan una "situación de discriminación estructural, en la cual sus derechos de acceso a la enseñanza superior, salud, trabajo, vivienda digna, entre otros, se han visto gravemente afectados", dice el informe.
Entre esos derechos vulnerados está en el de la libre circulación, denunció Souza.
Los adolescentes fueron detenidos por la Policía Militar antes de llegar a su destino alegando que eran menores de edad indocumentados sin acompañantes adultos, cuando en realidad se trataba de una medida preventiva para evitar acciones delictivas como el "arrastão", una técnica de robo en masa que suelen realizar en la playa los adolescentes.
"Existe una presión de la sociedad para ese tipo de actuación de la policía; la gente quiere que los retiren de la playa porque consideran que no son agradables", remarcó la defensora, que en su día fue criticada por "defender a bandidos".
"El perfil de los jóvenes que están en el sistema socioeducativo (sistema penal juvenil) es el de negros, pobres y vecinos de los suburbios", explicó Souza, quien lamentó la falta de políticas efectivas.
Fruto de la presión social es la iniciativa de ley presentada el año pasado para reducir la mayoría de edad penal de los 18 a los 16 años, si bien tras un intenso debate social acabó descartada en la Cámara de Diputados.
Parte del problema está también en el sistema socioeducativo, que no cumple con su labor de reinserción y acaba siendo una versión para menores del problemático sistema carcelario, dijo Souza.
"Está masificado, con condiciones de higiene y habitabilidad completamente inadecuadas", criticó la defensora.
Con todo, está creciendo en Brasil la percepción de que la población pobre y negra que vive en las favelas y suburbios está siendo masacrada lentamente sin mayores consecuencias.
No es raro leer las palabras "Genocidio negro" en las manifestaciones contra la violencia policial.
El 99,5% de las víctimas registradas como "homicidio resultante de intervención policial" eran hombres, el 79% eran negros y el 75% jóvenes.
Este tipo de estadísticas hicieron que Amnistía Internacional Brasil lanzara la campaña "Joven negro vivo".
Este domingo se celebra el 27 aniversario de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), un tratado internacional que establece que los niños, niñas y adolescentes cuentan con los mismos derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales que las personas adultas.