Con la llegada del magnate republicano a la Casa Blanca "se abre un nuevo capítulo en la relación entre México y EEUU ", dijo el mandatario antes de plantear el diálogo que ofrece ante las políticas de Trump en materia migratoria, comercial y de seguridad.
"Con la nueva administración de Estados Unidos, dialogaremos con base en tres aspectos fundamentales, más bien, alentados por tres valores centrales", dijo para señalar el optimismo, el pragmatismo y valores innegociables.
Peña Nieto dijo que tiene, en primer lugar, "optimismo, en que la palabra y la razón son, sin duda, el mejor medio para la convivencia entre personas y naciones".
En segundo término, instó a "trabajar con enorme pragmatismo, para acordar lo que es útil y conveniente para México y para toda Norteamérica", región que desde hace más de dos décadas practica un acuerdo de libre comercio en la mira de Trump.
Y señalando las amenazas contra los mexicanos ilegales —luego de que esta semana Trump volvió a amenazar con deportar a millones de ellos- endureció el tono al expresar que dialogará "siempre en defensa de principios básicos, que no son negociables, como nuestra soberanía, el interés nacional y la protección de nuestros connacionales".
Unidad nacional ante la incertidumbre
En el primer discurso en el que Peña Nieto comienza a trazar los límites de la nueva relación bilateral, dijo que los mexicanos tienen que "convertir este reto en oportunidad" y deben "hacerlo con determinación, con enorme confianza (…) en una gran unidad nacional", arrancando el aplauso de su audiencia empresarial.
Peña Nieto retomó frases del Miguel Alemán Velasco, hijo de un expresidente homónimo, exgobernador de Veracruz y organizador del foro de negocios.
México es una "nación independiente, pero abierta al mundo; tolerante, pero respetuosa de la dignidad; sin soberbia, pero con alta autoestima, y, sobre todo, somos conscientes de que no hay más regidor de nuestro destino que nosotros mismos", parafraseó el presidente.
Sobre el clima mundial tras el triunfo de Trump, señaló además que el escenario mundial, y particularmente el nuevo capítulo que se abre en la relación México-EEUU, "hoy genera una constante de incertidumbre".
Ante ese desafío, Peña Nieto dijo que el Gobierno trabaja para generar certidumbre para los inversionistas en tres escenarios.
Primero, prometió "continuar ofreciendo un ambiente de certidumbre macroeconómica", en la cual destacó la austeridad en el gasto público para generar por primera vez desde 2008 un superávit en el presupuesto federal.
El objetivo de ese primer compromiso es "lograr un entorno económico de estabilidad, a partir de finanzas públicas sanas, un tipo de cambio flexible, autonomía en la política monetaria, que corresponde al Banco Central, y un sistema bancario robusto".
El segundo escenario es crear "certidumbre en la aplicación de cada una de las reformas estructurales", impulsadas por su Gobierno (2012-2018).
Las reformas que representan la mayor transformación económica desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en las últimas dos décadas, buscan "una mayor competencia en los mercados, la expansión del crédito y la apertura de sectores estratégicos".
Y, finalmente, el tercer frente es generar "certidumbre en la aplicación del Estado de Derecho", en otras palabras el combate a la corrupción y la impunidad.
Las herramientas son, en ese punto, la implementación del sistema de justicia penal acusatorio, un nuevo modelo de justicia penal, y la consolidación de dos sistemas inéditos: un Sistema Nacional de Transparencia y un Sistema Nacional Anticorrupción.
"El futuro de México depende exclusivamente de nosotros mismos, de nuestra unión y de nuestro esfuerzo", concluyó Peña Nieto, volviendo a las raíces nacionalistas del régimen político mexicano.