En un ambiente de fin de era, los mexicanos trataban de retomar su vida con un ánimo colectivo gris. "En los pasillos del Senado se instaló un ambiente de luto, una especie de resaca después de una fiesta, y se podía sentir la frustración e incredulidad ante lo inesperado", describió a Sputnik Rogelio Alemán, jefe de prensa extranjera de la Cámara Alta.
Entre los legisladores de todas las fuerzas políticas creció un sentimiento general de incredulidad, envueltos en un adelantado frío invernal.
Algunos leían las portadas de los principales diarios que resumieron el impacto: "A temblar", publicó a toda la primera plana el periódico Reforma.
El centenario diario El Universal resumió "Incertidumbre mundial", Milenio fue en la misma línea, "Sacudida global", y El Financiero utilizó una sola y gigantesca palabra "Shock".
Pero el que más sintetizó el sentimiento popular de los mexicanos fue el tabloide La Prensa: "¡Chin!", un apócope de "¡Chingada!", expresión criolla para denotar una situación muy jodida.
"En el ambiente flotan los fantasmas del miedo a lo desconocido, un sentimiento de fin de época", dijo por su parte a esta agencia Rodrigo Páez Montalbán, académico del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
"Este ha sido el más amargo e incierto amanecer para México", dijo el académico de la principal casa de estudios del país latinoamericano.
La sorpresa fue resumida por el secretario de Finanzas del gobierno mexicano José Antonio Meade: "Nunca lo descartamos, pero este escenario no era el central en nuestras previsiones, porque le asignaos una posibilidad de solo uno en cinco".
En los salones del Congreso, los legisladores trataban de reaccionar para plantarse ante Trump: unos pedían reforzar la diplomacia consular para proteger a los 11 millones de migrantes ilegales —de un total de 35 millones- bajo amenaza de deportación.
Otros congresista proponían enviar a los diplomáticos más capacitados y otros parafraseaban respuestas estridentes, inspirados en siglos de disputas históricas, invasiones y pérdidas de territorio ante la potencia vecina.
Una amenaza global
En una de esas formulaciones, el grupo parlamentario del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) resumió: "No podemos permitirnos acciones de pánico que nos lleven a la parálisis o al miedo".
Tampoco se puede minimizar la situación: "No podemos pensar que no pasará nada, que todo fue una estrategia para ganar votos; mucho menos podemos esperar un comportamiento magnánimo del nuevo Presidente norteamericano", redactaron apresurados en pronunciamiento.
El partido de centroizquierda reflejaba así el ánimo de los mexicanos: "No es momento de achicarse frente al triunfo de un personaje como Trump, sino contribuir a la creación de una ruta para enfrentarlo".
Son cuatro amenazas en el horizonte: "No le permitiremos que ofenda ni a nuestro país, ni a nuestra gente; estamos en contra de la construcción de cualquier muro fronterizo; condenamos cualquier deportación masiva de mexicanos, y no permitiremos la incautación de remesas".
La estrategia para enfrentar los efectos económicos, ante una muy probable revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, parte de una idea que comparten sus colegas legisladores: "Trump es una amenaza global".
Los senadores se enfrascaron en un torneo de calificativos, en los debates previos ante Trump: "Payaso, populista, machista, racista, xenófobo, ignorante, desde que el empresario comenzó los ataques contra México", recuerda Alemán, testigo experimentado de la vida parlamentaria.
Una ocurrencia del entonces presidente del Senado, Roberto Gil, cuando Trump llamó "violadores y criminales" a los migrantes mexicanos, fue acuñada como lenguaje oficioso en el Congreso: "El discurso de las 'trumpadas' contra México".
Lo cierto es que nadie en la clase política, la sociedad civil, o los medios de comunicación de prensa, radio y televisión mostró nunca respeto por Trump: "Nunca recibió una muestra de aceptación ni un calificativo elogioso, el próximo presidente de EEUU es el hombre más impopular en México", resume Alemán.
El resentimiento
El académico Páez Montalbán ensaya una explicación: "La colectividad lo vio tan descabellado, tan loco que lo descartó, y las encuestas junto con las previsiones de la prensa estadounidense fueron clave para distorsionar un fenómeno que no quisieron ver".
La otra cara de este fenómeno es que el favoritismo hacia Clinton, como mal menor, terminó por ignorar la avalancha que venía.
Analistas, políticos, y activistas sociales, se convirtieron en lectores de encuestas erradas, sin medición del voto oculto.
Entre campañas de promoción del voto latino, en las propias urbes estadounidense, terminaron por enceguecerse ante lo que primero consideraban un mal chiste, hasta que se apoderó de la candidatura republicana. Ya era tarde.
El día después, Rogelio Alemán conducía su auto hacia su oficina en el Senado, por el Paseo de la Reforma, un emblema lleno de lugares históricos de México, dominada por el obelisco del Ángel de la Independencia, plantado frente a la Embajada de EEUU.
"Al final de la avenida vi un horizonte gris, un cielo nublado que desprendía una ligera llovizna, después de un martes que había sido soleado, amanecía un día triste", relata Rogelio.
Fue inevitable la metáfora emocional: "Hasta el cielo de México lloró por el triunfo de Trump, la gente en este país se siente muy ofendida y muy dolida con el próximo presidente de EEUU, eso se puede tocar", puntualiza.
Al final del cabildeo, el Senado acordó envira una carta a Trump para "que establezca una relación de trabajo con las autoridades mexicanas que parta del reconocimiento de la profunda interdependencia existente entre los dos países".
Le piden al presidente electo que "privilegie el diálogo constructivo, la negociación y el respeto mutuo", dijo el presidente de la cámara legislativa, Pablo Escudero.
Tal vez, esta noche larga y llena de dudas sea "el preámbulo de un cambio sustancial en la política mundial". Es la esperanza de los representantes del mexicanos.