El analista pronostica que la nueva Administración de EEUU no solo sustituirá al director de la CIA, sino que también se centrará en una profunda reforma de todo el sistema de inteligencia, lo que supondrá un cambio en el estilo de trabajo de la CIA. A pesar de todo, el autor duda de que estos cambios sean beneficiosos para el funcionamiento de la agencia.
"Está claro que en un futuro próximo, el trabajo del departamento [de Inteligencia] estará desorientado y casi paralizado", señala Krútikov.
"No sabemos cómo es en realidad después de todos sus discursos", confesó una de las fuentes de The Washington Post.
No obstante, el analista considera que las acusaciones contra Trump sobre su supuesta "falta de fiabilidad" son "absurdas". En este contexto, el nuevo director de la CIA tendrá un papel clave.
Rudolph Giuliani
Según Krútikov, de momento, el exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, está considerado el principal candidato para ocupar este cargo.
Al mismo tiempo, Giuliani ha mostrado en varias ocasiones una tendencia a intervenir "donde no se le ha pedido" en política exterior, añade el analista. Así, el político logró expulsar del edificio de la ONU a Yasser Arafat, que había llegado a la reunión celebrada en Nueva York sin invitación formal, diciendo, literalmente: "Échenlo de aquí. No lo invité". Giuliani creía que Arafat había participado en la captura de un buque en el que murió un veterano estadounidense de la guerra de Vietnam.
En los últimos años, Giuliani también ha llamado abiertamente al Gobierno de Obama a hacer la guerra contra Irán, lo que el experto califica como una acción "miope desde el punto de vista tanto estratégico como táctico".
"Si el director de la CIA empieza a perseguir por todo el mundo a los 'asesinos de los estadounidenses'", como en el caso de Arafat e Irán, la agencia se convertirá rápidamente en una oficina para organizar sabotajes, es decir, volverá a los ardientes años 60 y 70".
Pero si el presidente Donald Trump quiere sacudir todo el sistema de inteligencia de EEUU de arriba a abajo, Giuliani encaja perfectamente en esta intención, asegura el autor.
Sin embargo, según el experto, "a corto plazo, las reformas de Giuliani paralizarán la CIA, que ya de por sí no está en su mejor momento".
"Es probable que surjan graves problemas en el sistema de seguridad en forma de fugas de información por parte de los empleados despedidos. Tanto un profesional ofendido como un veterano no reconocido son las armas más terribles en la guerra de la inteligencia".
La paradoja es que Trump ahora tendrá que imponer nuevas reglas a la CIA, de lo contrario, "tendrá un enemigo o un saboteador potencial en su patio trasero".
"Formalmente, la CIA declaró su neutralidad durante la carrera electoral. Al mismo tiempo, la agencia tiene un instinto de autoconservación muy bien desarrollado, y ve en Trump una amenaza irracional a su bienestar, que será transmitida a través de cualquiera de sus elegidos [para el cargo de director]".
Michael Flynn
Es importante evitar la confusión entre los términos, advierte el columnista.
"La obtención de información estratégica de carácter político y económico, su procesamiento y análisis, es el trabajo de la inteligencia. Pero el desembarco nocturno en algún lugar de un grupo de soldados con el objetivo de explorar un campamento de guerrillas comunistas o matar a alguien también se llama inteligencia", explica.
Estos dos mundos a menudo se cruzan, pero no se llevan bien, según el autor.
"No es que Flynn se ponga a despedir a todo el mundo (…), pero es probable que redirija la agencia hacia otras tareas. Flynn, como en los tiempos de la Guerra Fría, estará interesado en el componente militar de la inteligencia".
Un conflicto programado
Sin embargo, el columnista añade que el cambio de enfoques es bastante real y muy útil para la CIA.
"Casi seguro, la CIA actualizada va a fortalecer el trabajo en América Latina. (…) Se reforzará el apoyo a Israel. (…) Se intensificará el trabajo en China y Japón".
El trabajo diario de inteligencia no se derrumbará de la noche a la mañana, ya que la CIA es un organismo extremadamente burocrático y, a veces, este sistema de control da un resultado positivo, señala el autor.
Al mismo tiempo, la CIA, en cualquier caso, tendrá que volver al trabajo 'de calle' de sus agentes, que fue casi destruido en la época del 'dominio del ciberespacio'.
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Sin embargo, la Administración del presidente electo todavía no ha formulado ninguna propuesta para el sistema de seguridad nacional.
"Pero lo que está claro ahora es que el servicio de inteligencia de EEUU todavía no ha conocido ninguna reorganización tan importante" como la que podría afrontar el breve, concluye Krútikov.