Elaborar medidas para proteger la salud de los viajeros espaciales es una meta de varios laboratorios mundiales, y una de las soluciones más lógicas es conseguir una gravedad artificial en las naves espaciales.
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"Todavía no existen tecnologías para crear una gravedad 'habitual' en toda la nave. Pero nosotros [en el Laboratorio] proponemos crear un módulo con una centrífuga que recree la gravedad terrestre durante el viaje", explica la científica.
Los primeros prototipos de este módulo compacto datan de mediados del siglo XX. En los años setenta la primera centrífuga de gravedad artificial tomó forma. Actualmente el Laboratorio trabaja con la cuarta iteración del diseño inicial, elaborada por completo con tecnologías rusas.
Koloteva recuerda que los experimentos con las fuerzas de gravidez tienen usos más allá de los viajes espaciales. En el ámbito de la medicina, las centrífugas mostraros su eficacia en acelerar la restauración de las facturas y los traumas de las extremidades inferiores.
Proyectos semejantes existen en EEUU, Japón y Alemania, así que el tema tiene su propio matiz de 'carrera competitiva'. Sin embargo, cada parte busca un camino para el fin común, y "diferentes científicos eligieron diferentes rutas para alcanzar el destino".
"Queremos llegar a la cima los primeros", aseguró Milena Koloteva.