La misma noción del inicio de la carrera espacial comprendía la rivalidad entre EEUU y la URSS en la exploración del espacio desde los años sesenta. Las dos superpotencias buscaban demostrar la superioridad de su tecnología, recuerda CCTV.
EEUU
Con el cierre del programa Space Shuttle, EEUU perdió la capacidad autónoma de llevar a los humanos al espacio. Ahora los norteamericanos dependen de Rusia para sus viajes a la Estación Espacial Internacional (EEI), pagando unos 65 millones de dólares por un asiento, recuerda CCTV.
El auge de las empresas espaciales privadas como SpaceX o Boeing busca cambiar la situación para el 2018, aunque el reciente accidente con el cohete Falcon-9 pone en duda que esta meta sea cumplida.
Mientras tanto, la NASA se concentra en la creación de un nuevo cohete pesado y una otra nave espacial —Orion— para alcanzar Marte hacia el año 2030. Aunque la Luna se considera por muchos como una estación intermediaria en el viaje hacia el planeta rojo, muy raramente el satélite terrestre figura en los planes de la agencia, afirma la cadena.
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La nación asiática "está destinada y determinada" a llevar a los humanos a la Luna. La misión de enviar allí un módulo de descenso está planeada para el 2018.
También, con el módulo orbital Tiangong-2 China progresa hacia la creación de su propia estación permanente en el espacio. Para la década del 2020, una base orbital permanente china podría estar finalizada.
Ambos proyectos son cruciales para la futura conquista de la Luna, destaca la cadena.
Rusia
La Luna también está en la mira de Roscosmos, que prevé una misión de obtención de muestras hacia 2020 y una expedición tripulada para los 2030.
No obstante, las dificultades económicas actuales conllevaron un recorte del presupuesto espacial del país eslavo, junto con el aplazamiento del proyecto de la creación de un cohete portador pesado, afirma CCTV.
Futuro incierto
Como de costumbre, será la política la que determinará el futuro de la exploración espacial, según CCTV.
Ahora, Rusia y EEUU cooperan en el tema de la EEI, pero no se sabe cómo serán sus relaciones en 2024, cuando la estación llegará al fin de su término de uso. Con las tensiones vigentes, la colaboración entre las dos naciones puede tomar un rumbo divergente.
China, por su parte, nunca ha gozado de relaciones de socios con las potencias espaciales, siguiendo su propio camino de autosuficiencia, con cierto éxito.
"Nadie se lleva bien con nadie. Es posible que a mediados de la década siguiente, los tres países elegirán sus propias —y diferentes— vías", concluye la cadena china.