El experto destacó que el trasfondo de los roces no solo son las diferencias religiosas entre Teherán y Riad, sino también las diferencias políticas.
"Irán, como centro del chiismo, así como el reino Saudí —epicentro suní— pretenden tener no solo la supremacía militar y política de la región, sino también la hegemonía ideológica en el mundo musulmán. Entre ellos, constantemente, hay una lucha tanto directa —ideológica y de propaganda—, como indirecta —política y militar—, es decir, una guerra acordada [en Siria, Irak y Yemen]", explicó el politólogo.
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Asimismo, Irán y Arabia Saudí —miembros de la OPEP— son los principales productores y exportadores de petróleo del mundo. Si Irán, al sufrir sanciones financieras y petrolíferas entre los años 2012-2016, no representaba ninguna competencia para Arabia Saudí, después de la firma del acuerdo nuclear en verano de 2015, la situación cambió. Teherán dio un paso adelante en la carrera del crudo, tratando de restablecer la producción de petróleo, las exportaciones y su participación en el mercado mundial.
En respuesta a la insistencia de Irán, Arabia Saudí amenazó con bajar los precios del petróleo mediante un aumento de la producción si Teherán se negaba a unirse al acuerdo sobre la limitación de los niveles de producción de la OPEP.
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Sin lugar a dudas, la confrontación petrolífera entre Teherán y Riad puede complicar que se llegue a un acuerdo definitivo sobre la limitación de la producción de crudo en el marco de la próxima cumbre de la OPEP, que se celebrará el 30 de noviembre en Viena.
Actualmente, es algo en lo que ya casi nadie cree, dado que los volúmenes de producción continúan creciendo, pero los precios descienden ligeramente.
Es de destacar que el 1 de noviembre, el banco Goldman Sachs publicó un pronóstico que prevé una reducción del precio del petróleo hasta los 40 dólares si el 30 de noviembre la OPEP no es capaz de llegar a un acuerdo para congelar la extracción del crudo.
Por lo tanto, la lucha de Irán y Arabia Saudí en el 'teatro de hostilidades' del petróleo afecta a todo el mercado mundial de crudo y sus precios. Sin embargo, no es el único factor importante. La confrontación petrolífera refuerza la tensión general entre los dos países y repercute negativamente sobre la situación en Oriente Próximo y en todo el mundo.