Las declaraciones más contundentes tras la victoria de Trump en Israel fueron hoy las del ministro de Educación, Naftali Bennett, que encabeza el partido ultraderechista religioso La Casa Judía.
"La era del Estado palestino se ha acabado", sentenció Bennett tras felicitar a Trump, que durante su campaña afirmó que si llegaba a la Casa Blanca reconocería Jerusalén como la capital indivisible de Israel.
Según la ley internacional, la zona oriental de Jerusalén pertenece a los palestinos y está ocupada por Israel desde 1967.
"La victoria de Trump es una oportunidad para que Israel se retracte inmediatamente del concepto de tener un Estado palestino en el centro del país, hecho que perjudicaría nuestra seguridad y nuestra justa causa", afirmó Bennett.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se mostró más cauto: "El presidente electo Trump es un verdadero amigo de Israel", indicó Netanyahu en un comunicado.
"Trabajaremos juntos para avanzar en seguridad, estabilidad y paz en nuestra región, la fuerte conexión entre EEUU e Israel está basada en valores comunes, intereses compartidos y un destino común", señaló Netanyahu.
"Estoy seguro de que el presidente electo, Trump, y yo continuaremos fortaleciendo la alianza única entre Israel y EEUU y llevándola a niveles más altos", añadió el primer ministro israelí.
Según Herzog, la elección de Trump es "un tsunami de liderazgo, social y económico".
Por su parte, la segunda líder opositora, también de la Unión Sionista, Tzipi Livni, felicitó a Trump en un mensaje de Twitter: "Felicidades, espero por EEUU y por el mundo que cumpla (sic) las promesas de su discurso de aceptación, no de su campaña".