Si Mosul cae en manos de la coalición armada formada por Irak, Turquía, los kurdos, EEUU y otras potencias occidentales, Obama se apuntará un éxito en un territorio que ya ha pasado a la historia como uno de los grandes cementerios de los sueños militares de Washington.
La aceleración de la batalla de Mosul, para la cual se organizó incluso una cumbre aliada en París, persigue también la necesidad de equilibrar los efectos de una posible victoria de Rusia en la reconquista de la ciudad de Alepo por las fuerzas de su aliado Asad.
Mosul, la guerra 'limpia'
Para ello, se censurarán imágenes de víctimas civiles, de soldados aliados, de destrucción de instalaciones civiles, incluidos hospitales. Ya lo hemos comprobado en recientes conflictos cubiertos por reporteros 'empotrados-controlados'. Y, eso, sí, que ningún medio de comunicación sueñe con foto de un niño-víctima, imagen solo explotable para los efectos de las bombas de los 'malos' de la película.
También siguiendo el 'storytelling' de Washington, respaldado por el socialista François Hollande desde París, en Alepo ya no se habla de terroristas de Al Nusra —ahora Frente Fatah al Sham-, sino de 'rebeldes'.
Estados Unidos y sus aliados no pueden olvidar que han sufragado y apoyado a grupos islamistas que han hecho la guerra al régimen sirio. Esos 'aliados objetivos' se han hecho con las armas proporcionadas por la CIA y las utilizan también contra cualquier enemigo de la 'guerra santa', incluidos sus generosos patrocinadores.
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En Alepo, no solo se sufren las consecuencias de un conflicto armado, con sus correspondientes muertos y dramas. La ciudad se ha convertido en un símbolo de la guerra de propaganda.
La aviación rusa es acusada de bombardear civiles y hospitales en la zona este de la ciudad, controlada por los yihadistas. Como en cualquier otro conflicto moderno, desde Gaza hasta Sri Lanka, la utilización de los civiles como escudos humanos es un hecho evidente que forma parte de la estrategia del marketing político de los 'combatientes' bombardeados.
Cuando Estados Unidos o Francia anuncian la llegada de sus portaviones cargados de bombas y misiles a la zona, ciertos medios occidentales acogen la maniobra con alborozo. Cuando una flotilla rusa hace el mismo trayecto, se habla de 'pavor en Europa'. Como si la opinión del secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, representara el sentir de todos los ciudadanos del Viejo Continente.
Europa pierde su soberanía
Para ello, hubiera sido necesario concertarse de manera soberana con Moscú. Rusia defiende sus intereses en la Siria post-Asad, como cualquier otro de los protagonistas implicados en las batallas de Alepo y Mosul.
Entre los intereses de Washington y Moscú, una parte de Europa prefiere secundar a Obama en su necesidad de revivir la historia con el viejo enemigo de la Guerra Fría.
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Estados Unidos y sus socios implicados en la reconquista de Mosul están obligados a acelerar su ofensiva. Si las acciones rusas contribuyen a liberar Alepo del cáncer yihadista, cientos de millones gastados en propaganda irán a parar a la basura.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK