La disposición, firmada por el primer ministro de Rusia, Dimitri Medvédev, especifica que actualmente la participación de Rusia en el acuerdo no se corresponde con los objetivos del contrato.
"Nadie va a dar de comer a esta gentuza a lo largo de la tubería", declaró en diciembre de 2014 el presidente de Transneft, Nikolái Tókarev.
La historia de los desencuentros por los oleoductos rusos en Ucrania es ya dilatada. En 1993, parte de la tubería que atraviesa el territorio de Ucrania fue reconocida como propiedad de Rusia. Desde 2005, la Fiscalía General de Ucrania está tratando de impugnar aquella resolución. Cuando los intentos de encontrar argumentos a favor de su posición fracasaron, Kiev decidió nacionalizar el oleoducto. El Tribunal Económico Supremo de Ucrania aprobó el procedimiento.
"¿De verdad creen que si nos quitan el tubo vamos a seguir usándolo para transportar el producto? ¿Y pagando millones de dólares de compensación por el combustible robado? No necesitamos ese tipo de negocio", comentó el jefe de la empresa.
De hecho, Transneft sufrió constantes robos de combustible del oleoducto en el territorio ucraniano. Según la empresa, en 5 años se perdieron 57.900 toneladas de productos derivados del petróleo. Nikolái Tókarev estimó que el daño anual provocado a Transneft era de 67 millones de euros.
"El suministro de los hidrocarburos a través de Ucrania es algo muy inseguro", advierte el autor. Por ejemplo, en 2014, el diésel de Bashneft —por un valor de 2.000 millones de rublos— simplemente no llegó a las manos de los consumidores europeos.
Sin embargo, Transneft "salió con elegancia de esta complicada situación", señala el autor. La empresa vendió el oleoducto a la compañía suiza International Trading Partners, controlada por un ciudadano de Alemania, Anatoli Schaefer. El monto de la transacción no se hizo público. La transacción fue aprobada por el Servicio Federal de monopolio de Rusia y el Comité Antimonopolio de Ucrania.
"Durante los últimos años, el transporte [por esta tubería] no ha sido regular y tampoco ha superado las 100.000 toneladas al mes. […] Y la verdad es que para Transneft resulta más fácil deshacerse de este problema", explicó a Lenta.ru el experto y analista Alexéi Kaláchev.
Antes de anular el acuerdo con Kiev, Transneft también suspendió los suministros de diésel a Ucrania.
Además, Rusia está construyendo el oleoducto alternativo Nord Stream 2 y reanudando el Turk Stream. El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Amos Hochstein, señaló en agosto que la construcción del Nord Stream 2 privaría a Ucrania del estatus de país de tránsito de gas ruso y de 2.000 millones de dólares anuales.
"En 2015, a través de Ucrania se trasportaron unos 15 millones de toneladas de petróleo y 1,9 millones de toneladas de productos derivados. Si tenemos en cuenta que hay entre 75 y 80 millones de toneladas de capacidad de exportación por parte de Moscú, Rusia puede redirigir los flujos que pasan por esta zona sin dificultad. Para Ucrania, en cambio, la suspensión del acuerdo causará pérdidas presupuestarias por la pérdida de ingresos procedentes del tránsito de petróleo ruso [por su territorio]", explicó Daria Kozlova, principal asesora de Vygon Consulting.