Ahora los diputados analizarán la posibilidad de realizar cambios en el texto principal y votarán de nuevo la versión definitiva el próximo día 24 de octubre, donde al igual que este lunes deberá aprobarse con un mínimo de 308 votos, ya que al afectar a la Constitución se necesita una mayoría de dos tercios.
Si la PEC 241 supera este trámite avanzará hacia el Senado –donde ya fue aprobada en primera instancia—y si allí es aprobada de nuevo estará lista para la sanción presidencial antes de que entre en vigor.
La votación transcurrió en un ambiente tenso entre diputados aliados del Gobierno, que insistieron en la urgencia de aprobar esta propuesta de ley, y de la oposición, que intentaron atrasar la votación interponiendo recursos.
La PEC 241 es el buque insignia de la política de austeridad de Michel Temer y el primer paso para la aprobación de otras medidas que buscan, según el gobierno, sanear la economía brasileña y recuperar la confianza de los inversores, como la reforma laboral y de pensiones.
La ley limita el gasto público durante los próximos 20 años, al limitar su amento al crecimiento de la inflación, lo que fue muy criticado por partidos de la oposición de izquierdas.
La diputada Jandira Feghali (Partido Comunista de Brasil) lamentó que el gobierno de Temer quiera quitarle al pueblo brasileño "en tres meses" los derechos que tardó en conquistar 30 años, y al mismo tiempo hipotecar a las generaciones futuras.
"Esta PEC quita prerrogativas de los próximos cinco presidentas. No hay recortes para la acumulación de patrimonio de los más ricos, solo retira derechos de los más pobres. Es un nuevo proyecto de país que no pasaría por las urnas", lamentó la diputada.
Los defensores del gobierno, por su parte, remarcaron que la medida es un ejercicio de responsabilidad para encauzar las cuentas del Estado –la deuda pública brasileña superó el 66% en 2015.
El líder del gobierno en la Cámara, André Moura (Partido Socialista Cristiano) aseguró: "La nueva directriz para las cuentas públicas es un importante paso para la sostenibilidad política y fiscal", mientras que la mayoría de aliados de Temer culpaba a los gobiernos del Partidos de los Trabajadores (PT) de la necesidad de tomar estas duras medidas.
Los rifirrafes entre diputados fueron constantes, especialmente por los esfuerzos de los diputados de los partidos de la oposición – PT, Partido Comunista, Rede y Partido Socialismo y Libertad—de obstruir la votación para retrasarla a otro día.
El presidente de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, del oficialista Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) tuvo que intervenir para pedir que unos diputados retiraran una pancarta en contra de la PEC 241.
También pidió que los agentes de seguridad expulsaran de la grada de invitados a una mujer que se manifestaba contra la ley y que recriminaba a Maia que tuviese "miedo del pueblo".