Estas declaraciones incendiarias causaron un verdadero terremoto político en Moscú y fueron recibidas como una clara amenaza. Las palabras del funcionario norteamericano sonaron como una instigación a los terroristas a cometer estos ataques de los que habló Kirby, pues los grupos que EEUU controla en Siria podrían considerarlo como una luz verde, como una autorización para atentar en Rusia.
Un día después el diplomático estadounidense rectificó, o bien pretendió decir que no pretendía amenazar a Rusia y que sus palabras eran una mera constatación de los hechos. Pero las explicaciones de Kirby parece que no engañaron a nadie. Lo que pretende EEUU es presionar a Rusia con todos los medios para conseguir que Moscú reconsidere su estrategia en Siria y deje de apoyar a Asad. Y si no lo hace habrá consecuencias.