"Es nuestra posición de principio, igual que con Manbij y Yarábulus. No es aceptable para nosotros participar en la operación junto a las fuerzas de autodefensa de los kurdos sirios", indicó Kalin.
"Turquía no participará en la operación militar fronteriza con las fuerzas de una estructura abiertamente calificada por Ankara de terrorista. No hay que hacerse ilusiones", aseguró el experto al agregar que "Washington lleva mucho tiempo intentando persuadir a Turquía para llevar a cabo acciones conjuntas con las fuerzas kurdas".
Además, según expuso Erkmen, las autoridades turcas consideran que el Partido de Unión Democrática —partido político fundado en 2003 por nacionalistas kurdos en Siria— es una ramificación del proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
"Es poco probable que Turquía participe en la operación de liberación de Al Raqa debido al apoyo proporcionado por EEUU a las Unidades de Protección Popular (YPG) —brazo militar del Comité Supremo Kurdo del Kurdistán sirio—", añadió.
De esta manera, enfatizó, "todas estas dificultades entre los jugadores del conflicto reducen la posibilidad de llevar a cabo una operación militar de liberación de Al Raqa en un futuro próximo".
"No existe ningún acuerdo sobre este tema. En general, todos los discursos acerca de la operación en Al Raqa hoy representan una parte del proceso de regateo llevado a cabo entre los actores más importantes del proceso sirio", precisó Erkmen.
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Por lo tanto, profundizó el experto, "desde el inicio de la operación estaba claro que no podría terminarse dentro de un par de semanas a pesar del ánimo triunfante de las tropas turcas después de la liberación de Yarábulus.
"Además de llevar a cabo la operación en una zona fronteriza 'difícil', Turquía se ve obligada a balancear entre la lucha contra Daesh y el enfrentamiento con las formaciones kurdas", concluyó.