"El acuerdo puede resultar en una alianza militar ruso-estadounidense que permitiría no sólo detener la guerra en Siria, sino también la peligrosa escalada de la Guerra Fría", dice el artículo.
Sin embargo, Washington se ha opuesto firmemente a cualquier cooperación con Moscú. Esa posición es declarada abiertamente —en particular, por el jefe del Pentágono Ashton Carter— y hace eco en los medios de comunicación como The Washington Post, The New York Times o MSNBC.
"Su táctica consiste en demonizar a Vladímir Putin, describiéndolo como un socio 'indigno' para Estados Unidos en todos los aspectos. Este enfoque tiene como base muchos años de política antirrusa, además del entendimiento de que la cooperación respecto a Siria significaría el indiscutible regreso de Rusia a la escena mundial como una superpotencia", considera Cohen.
El presidente actual de Estados Unidos no ha podido defender la política apaciguadora con la que llegó al poder. Todo el legado de Obama en política exterior se ha visto manchado por el lobby guerrerista, así como las relaciones internacionales de EEUU en general.