Ariely examinó el comportamiento de cuatro grupos de trabajadores que ensamblan chips Intel en una fábrica en Israel. A los tres grupos se les prometió un incentivo —bono en efectivo equivalente a 30 dólares, una felicitación de su jefe o una pizza— en caso de que consiguieran cumplir todas sus tareas para el fin de la jornada.
De esta manera, el grupo con un estímulo de dinero en efectivo resultó el menos eficaz, con un aumento de tan solo un 4,9% de la productividad respecto al cuarto grupo, mientras que los trabajadores del segundo grupo lograron incrementar su productividad en un 6,6%.
Sin embargo, en una entrevista para la cadena PBS, el psicólogo sugirió que los resultados del experimento no habían dependido de las ganas de comer pizza. Según Ariely, debido a que la pizza fue entregada en su domicilio, los empleados pudieron presentarse "como héroes a ojos de sus familias".