Bolivia vivió en las últimas dos semanas uno de los conflictos más violentos protagonizados por los cooperativistas mineros que bloquearon las principales carreteras y se enfrentaron con dinamitas a los efectivos policiales.
El saldo del conflicto fue el asesinato del viceministro Illanes, el jueves por la tarde, y la muerte de dos mineros el miércoles de esta semana.
"No se puede decir que ha ganado alguien, ha perdido el país y en este momento no hay piso para la negociación. El costo del conflicto es irreversible", dijo Pareja.
El poder minero
"Su poder político se refleja en las grandes ventajas que tuvieron durante todo este periodo y su poder económico se reflejó en la masiva movilización con altos costos de operación", señaló.
Pareja explicó que este sector ha vivido en estos diez años "una serie de dádivas y beneficios otorgados por el propio Gobierno, pero que a raíz de la caída de los precios de los commodities a nivel mundial, ha empezado a ver que no ha dado ningún salto cualitativo, porque su sistema de explotación sigue siendo arcaico, similar al del siglo XVIII".
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 16 de agosto de 2016
En Bolivia están registradas unas 1.700 cooperativas mineras de las cuales más de 1.000 están dedicadas a la explotación del oro. De acuerdo con datos oficiales el sector cooperativo representa al menos unas 500.000 personas que se mueven al influjo de la explotación minera lo que los ha convertido en un caudal electoral que el Gobierno de Morales supo capitalizar en su momento.