"Los turcos que viven en Alemania, Bélgica, Países Bajos, Francia y Suiza y tienen vínculos con el movimiento influyente de Gulen, dicen que reciben amenazas", escribe Politico.
Según algunas estimaciones, en los países citados viven hasta 4 millones de personas de origen turco.
La semana pasada se informó que los turcos que viven en Bélgica se ven obligados a retirar a sus hijos de las escuelas primarias y secundarias financiadas por las organizaciones cercanas a Gulen en la región capitalina y la de Flandes.
El Órgano de Coordinación para el Análisis y la Amenaza de Bélgica (OCAM) califica de "media" la posibilidad de enfrentamientos entre los partidarios del presidente actual de Turquía, Recep Tayip Erdogan, y los aliados de Gulen.
Más de 40.000 personas fueron detenidas, unas 20.300 arrestadas y casi 80.000 suspendidas de sus cargos tras la intentona golpista en Turquía en la noche del 15 de julio que declaró un estado de excepción por tres meses.
El movimiento gulenista, Hizmet (Servicio), que coopera con escuelas privadas y universidades en más de 150 países, es para el Gobierno turco una "organización terrorista" y una especie de "Estado paralelo" detrás del fallido golpe de Estado que se saldó con 240 muertos, sin contar a los amotinados, y casi 2.200 heridos.
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Gulen rechaza de plano esas acusaciones, propone establecer una comisión internacional para investigar la asonada e insinúa que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se aprovecha de la situación para dar un golpe blando contra la Constitución.