Las coberturas petroleras compradas por el gobierno mexicano al negociar por adelantado y proteger cada año los ingresos fiscales petroleros del presupuesto federal "no son en el sentido estricto seguros, sino son operaciones bursátiles de venta de acciones en las bolsa de valores de Wall Street a los jugadores en el mercado internacional de derivados", explica el investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Todo apunta a que México repetirá en un año consecutivo a su favor en 2016, al obtener el precio asegurado por cada barril que alimenta el presupuesto, superior a los precios reales de mercado. Por ahora.
El promedio anual de unos 1.000 millones de dólares que México ha pagado por adelantado la última década, para negociar un pecio fijo y proteger la cuarta parte de su producción, unos 220 millones de barriles anuales, le darán este año ganancias de unos 2.000 millones de dólares en los mercados, que el año pasado fueron más de 5.000 millones de dólares, explica el analista petrolero de la Escuela de Gobierno y de Transformación Pública del ITESM.
En 2009, fijó el precio en 70 dólares, pero el promedio del crudo mexicano aquel año fue de 57 dólares, con ganancia; y el año pasado 2015, el valor asegurado en esa ruleta fue de 76 dólares, y el promedió real fue 44,3 dólares; y ganó otra vez.
Ganadores y perdedores del juego
Pero la situación no necesariamente puede ser así: advierte Juárez: "el precio de venta negociado de antemano cada verano, un año antes, puede ser inferior al precio real de futuro, por lo que en este caso, cuando el gobierno mexicano quiera hacer la recompra de sus acciones, tendría que pagar más a los tenedores de las acciones".
En 1993, el gobierno de Ecuador imitó a México, pero aquel año, los precios reales en los mercados petroleros fueron superiores al precio fijado con los bancos y desató tal tormenta política ecuatoriana entre acusaciones de daño al patrimonio nacional, que el país sudamericano nunca más volvió a apostar.
En el escenario de corto plazo, los precios del crudo parecen permanecer bajos, debido a los planes de producción de la mayoría de países que defienden sus posiciones de mercado, miembros y no miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), por lo tanto esta vez es cómodo negociar un precio fijo anticipado, a la baja.
Sin embargo, siempre va a estar latente la posibilidad de que el precio negociado sea menor, si ocurre una súbita disrupción en los suministros mundiales, desde los países productores, el ejemplo más común.
A pesar de que México aparece ahora como un jugador astuto, "esta política de jugar con fondos públicos tienen sus riesgos, ya que apostar en la bolsa de valores en un clima de incertidumbre es una ruleta en la que se puede ganar o perder, en este caso dinero público".
Algunos países europeos, como Alemania, lo tienen prohibido a sus gobernantes en sus leyes.
"Sin duda los bancos intermediarios, son los más interesados en realizar estas operaciones; porque ellos no pierden, contrario a lo que se cree, ellos solo realizan su trabajo para ofrecer la ruleta petrolera a los apostadores", asegura el experto
Siempre hay ludópatas y en los mercados abundan. Las firmas que mueven esos negocios no son perdedoras, las corredurías son Goldman Sachs, Citigroup, JPMorgan Chase, Morgan Stanley, BNP Paribas, Barclays y HSBC.
¿Vicio o virtud?
México presume de ser el único de los grandes productores gubernamentales que está jugando con sus acciones en el mercado de derivados
"Los jerarcas de las finanzas públicas y petroleras no deberían subestimar los riesgos implícitos y los daños que puede causar al erario de un país si las cosas salen mal", advierte Juárez.
Por ejemplo, los números actuales del juego son estos: el crudo referencial Brent subió a un máximo de unos 53 dólares por barril a principios de junio.
El precio negociado es un secreto de los mercados, algunos lo estiman entre 40 dólares y 45 dólares, aunque aún sin aprobación del Congreso, el Gobierno mexicano estimó en 35 dólares el precio del barril de petróleo para el próximo año. Es el tejido aleatorio de la ruleta petrolera.
Los hombres de Estado deberían recordar la pesimista Ley de Murphy, dice el experto: "Si algo puede salir mal, un día probablemente saldrá mal".