"Entré aquí en el tatami para luchar y mucha gente gritaba mi nombre. Sentía que estaba en mi casa. Más que emocionada estoy feliz, porque sentí que gusto a la gente", explicaba en declaraciones a Sputnik Nóvosti poco después de caer derrotada frente a la israelí Linda Bolder en la categoría de 70 kilos.
Su triunfo alegró enormemente a su compañera: "Luchó algo nervioso porque vio que yo perdí, pero estamos juntos", decía satisfecha.
Los dos entrenan juntos desde el año 2013 en el Instituto Reação, en Río de Janeiro, después de que aprovecharan una visita a la ciudad durante el Mundial de Judo para instalarse en Brasil y dejar atrás un pasado de guerra y campos de refugiados en su tierra natal.
Más allá de la derrota Yolanda se mostraba orgullosa de poder ser la cara de millones de desplazados.
"Estoy representando a muchas naciones. Mis victorias son las de todos los refugiados del mundo. Siento haber perdido pero quiero decirles a todos los refugiados que la lucha no acaba hoy, hay muchas competiciones por delante y voy a entrenar más duro", prometió.
Yolanda y Popole forman parte del primer equipo de refugiados de la historia de los Juegos Olímpicos, creado este año por el Comité Olímpico Internacional (COI) para llamar la atención sobre este drama humanitario.
Completan la delegación de refugiados los nadadores sirios Yusra Mardini (residente en Alemania) y Ramis Anis (refugiado en Bélgica), el maratonista etíope Yonas Kindle, que vive refugiado en Luxemburgo,y cuatro corredores de Sudán del Sur residentes en Kenia: Yiech Pur Biel (800 metros lisos), James Nyang Chiengjiek (400m), Anjelina Nada Lohalith (1500m), Rose Nathike Lokonyen (800m) y Paulo Amotun Lokoro (1500m).