
Rafaela tenía apenas 6 años de edad cuando conoció el deporte que cambiaría para siempre su vida. En los tatamis del Instituto Reaçao, una ONG dedicada a enseñar judo a niños de familias pobres, la muchacha, nacida y criada en la Ciudad de Dios —favela brasileña que inspiró la famosa película homónima— se convirtió en una judoca campeona.
Su primera medalla llegó en 2011, cuando tenía apenas 19 años, durante los Juegos Panamericanos de Guadalajara, en México. En aquella cita, Rafaela conquistó el bronce en la categoría de menos de 57 kg.
En Londres 2012 llegó el debut de la judoca en unas Olimpiadas, pero en aquella ocasión fue descalificada por un golpe ilegal. Las críticas que recibió por su actuación hicieron que Silva llegara a plantearse abandonar su carrera deportiva.

La deportista de 24 años es la única, tanto en categoría masculina como femenina, en haber conquistado un oro mundial y un oro olímpico para Brasil, lo que la ha convertido en la mejor judoca del país suramericano.
Recientemente, otra joven deportista ha emocionado al mundo con su historia de esfuerzo y superación para llegar a los JJOO. Se trata de la joven nadadora siria, del equipo olímpico de Refugiados, Yusra Mardini, que huyó de su país asolado por la guerra para sobrevivir. En su huida, un fallo en el motor de la embarcación en la que atravesaba el mar Egeo puso de nuevo a prueba la capacidad de superación de la joven.
Sin embargo, la excelente nadadora logró salvar su vida y la de las otras personas que viajaban en la misma barca al remolcarla a nado, con la ayuda de su hermana, hasta la 'salvación' de las costas europeas.