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Berta Cáceres era una mujer comprometida con las causas indígenas. "Conocía perfectamente lo que es la lucha por la revolución, por el cambio en nuestros pueblos. Era una de las fundadoras del Copinh. No solo luchaba en Honduras, luchaba mundialmente. Por eso hubo un repudio mundial de su muerte en todos los continentes. Lesbia Urquía era una persona que luchaba contra la construcción de la hidroeléctrica Aurora I. Por eso estamos en esta tristeza absoluta por el asesinato de estas mujeres que eran defensoras de los derechos humanos. Ellas fueron mujeres que defendieron la vida", aseguró Miranda.
Para algunos hondureños, las autoridades nacionales no podrían desconocer la situación de riesgo en la que se encontraba la activista. "Responsabilizamos al Gobierno porque ellos sabían que había una crisis a través de sus instancias de investigación. El Gobierno quiso argumentar que se trató de un crimen pasional. Vivimos en un país que en los últimos años hemos ocupado los primeros lugares de violencia y criminalidad, de guerra prácticamente. Berta tenía medidas cautelares. Esto significa que el Gobierno tenía la responsabilidad de brindarle seguridad", dijo la activista.
"La razón del asesinato de Cáceres y Urquía se suma a muchos asesinatos de América Latina y el mundo por la defensa de los recursos que necesitamos como seres humanos para seguir sobreviviendo en este planeta que está en crisis. El asesinato de Berta Cáceres visibiliza la lucha de miles de personas que están en la defensa de esos bienes comunes", concluyó.