"Desde 1994 he propuesto que los tres países intercambien sus virtudes: la avanzada ley laboral mexicana, a cambio de la ley ambiental de EEUU y Canadá, entre las mejores del mundo", dijo el académico del posgrado de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El Gobierno mexicano se limita a enfatizar el exitoso incremento comercial: ha disparado 300 por ciento el comercio trilateral y 500 por ciento el comercio con EEUU, al récord histórico de 530.000 millones de dólares en 2015, más de 80 por ciento de sus intercambios totales.
Aún así, México ha respondido que, 22 años después de su entrada en vigor, "está en la disposición de modernizar y actualizar este tratado, si así lo plantean nuestros otros dos socios comerciales", dijo la canciller Claudia Ruiz el lunes pasado.
Crítica de la izquierda
"Desde el punto laboral, el TLCAN ha sido un retroceso para México, no sé de qué se queja Trump, se puede renegociar desde la izquierda o desde la derecha, pero él lo quiere hacer desde la ultraderecha demagógica", dice el autor del libro "La sociología dominante".
El pacto comercial sí tiene materias pendientes: "quedaron pendientes capítulos en materia de derechos laborales y tránsito de personas, pero las críticas desde la demagogia no tienen fundamento", puntualiza el investigador educado en Moscú en los años 1970.
Esas razones ultraconservadoras "se expresan en la crítica del líder conservador infundada al TLCAN, la promesa de empleo con el fantasma del trabajo de los migrantes latinos, es falsa", afirma el académico.
La otra explicación, dice Saldívar, es la derechización y el temor psicológico de los estadounidense a todo el resto del mundo, "pilar de la derecha xenófoba y aislacionista".
Nuevo paradigma
Si se toma en serio la necesidad de renegociar el TLCAN, dice el autor de una docena de libros sobre sociología del desarrollo, debería hacerse desde las extensos argumentos de la izquierda: la destrucción del medioambiente, la impunidad de la minería y las industrias extractivas.
Heredia, quien es miembro del consejo consultivo del Instituto de México en el Centro Woodrow Wilson de Washington, afirma que la reciente cumbre de líderes de Norteamérica en Ottawa, Canadá, "siguieron la inercia, no estamos en una nueva era en América del Norte y no se plantea nada para mejorar la movilidad laboral".
Por su parte, Luis de la Calle, uno de los artífices mexicanos de TLCAN, afirma en un ensayo que no se debe simplificar el libre comercio como un trato de ganar-ganar para todos, popular en las élites.
"El crecimiento del comercio puede perjudicar a muchas personas, y desde hace unas décadas la globalización ha sido probablemente, en términos netos, una fuerza deprimente para la mayoría de los trabajadores de EEUU", afirma el economista.
Pero el proteccionismo que promueve Trump no es la única manera de combatir esa presión: "muchas cosas malas que asociamos con la globalización en América han sido en realidad decisiones políticas, las consecuencias no ocurrieron en otros países avanzados (Canadá o Dinamarca), a pesar de que esos países se enfrentaron las mismas fuerzas globales", puntualizó.