En pleno desarrollo de los enfrentamientos, en la noche del 15 de julio, el mandatario turco Recep Tayyip Erdogan ya acusó a Fethullah Gulen y sus seguidores de estar detrás del golpe.
Gulen indicó también que rechaza todas las intervenciones militares y agregó que había sufrido en primera persona los golpes que se produjeron en los años 1990.
"Después de los golpes militares en Turquía, yo mismo sufrí y fui encarcelado. Fui procesado y perseguido", recordó.
El asesor de prensa de Gulen, Alp Aslandogan, redundó en la idea de que el golpe había sido realmente una falsa sublevación y opinó que la reciente intentona no se parece a los demás levantamientos militares que ha vivido el país.
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"El golpe ha resultado estar pésimamente planeado y ha sido mal ejecutado, además, parece que todo favorece a Erdogan. Esto —la intentona golpista— plantea muchos interrogantes", subrayó.
"Ahora que Turquía está en el camino a democracia, no puede deshacerse lo andado", concluyó.
Las autoridades turcas llamaron a EEUU a extraditar al imán opositor a Turquía pero el secretario de Estado, John Kerry, ya ha respondido que una decisión así solo podría tomarse después de que EEUU recibiera pruebas sólidas de la supuesta vinculación de Gulen con los sucesos de Turquía.