"Si pierde el mandato pierde el foro privilegiado y pasa a estar bajo el ámbito del juez Sérgio Moro [responsable de las investigaciones de la Operación Lava Jato en la justicia ordinaria], la condena y prisión podría tener lugar en el margen de un año", se aventura el profesor.
Según Mohallem, a pesar de todas las artimañas para atrasar la votación será muy difícil que Cunha continúe como diputado a medio plazo.
"El voto es abierto, cada diputado lo expondrá públicamente y eso puede costar caro en las elecciones de 2018, los parlamentarios lo tendrán en cuenta y serán cautelosos", explica Mohallem, recordando que la opinión pública pasará factura a los diputados que pretendan darle un balón de oxígeno.
El profesor opinó que "Cunha perderá el mandato de diputado, pero no este mes, quizá en agosto o septiembre, seguramente después del "impeachment" de Dilma".
Mohallem recuerda que todos los esfuerzos de Cunha por mantenerse como diputado se deben a que la justicia de primera instancia es mucho más rápida, por lo que le conviene seguir teniendo foro privilegiado y ganar tiempo mientras los magistrados del Supremo estudian su caso.
"El Supremo podría tardar tres o cuatro años, tal vez más, en condenarle (…) el juez Sérgio Moro, en cambio, ha demostrado mucha capacidad para condenar; Cunha está intentando huir de Moro como el diablo de la cruz", remarca el profesor, que a pesar del escepticismo de muchos brasileños cree que un día Cunha dormirá entre rejas.
Los diputados brasileños eligen este miércoles al nuevo presidente de la Cámara, el sucesor de Eduardo Cunha (PMDB), que a partir de ahora empezará a desarrollar en un segundo plano las maniobras para intentar conservar su mandato de diputado.
Aunque tiene 11 causas abiertas en su contra en el Tribunal Supremo Federal, la acusación más importante se refiere al supuesto cobro de cinco millones de dólares en concepto de soborno a cambio de dar luz verde a la compra de unos barcos coreanos para Petrobras.
Además, la fortuna que habría amasado a través de esa trama corrupta la habría escondido en varias cuentas secretas en Suiza.
Cunha sacó del cajón la petición de juicio político contra Rousseff horas después de que los diputados del PT votaran a favor de que el Consejo de Ética de la Cámara abriera un proceso contra Cunha por sospechas de corrupción.
Las investigaciones en el Consejo de Ética avanzaron lentamente debido a los obstáculos procesuales que ponían los aliados de Cunha, pero finalmente, tras ocho meses, los diputados de esta comisión especial concluyeron que Cunha no podía seguir en la presidencia.
La decisión fue reforzada por una sentencia del Tribunal Supremo Federal, que apartó a Cunha de su cargo.
La situación dio un vuelco la semana pasada, cuando tras numerosas declaraciones públicas negando esa posibilidad, Cunha presentó su dimisión como presidente de la Cámara.
En su discurso, con lágrimas en los ojos, dijo estar siendo represaliado por haber dado inicio al proceso que ha apartado temporalmente a Rousseff y por haber llevado a votación propuestas de ley de corte conservador que no son del agrado de muchos diputados.
Pero Cunha renunció a su cargo de presidente de la Cámara, no al de diputado, ya que éste le concede el foro privilegiado, una suerte de escudo ante la Justicia, ya mientras sea una autoridad pública sólo puede ser juzgado por el Tribunal Supremo Federal.