Estimado en millones de dólares, el negocio terminó hace unos meses, tras las quejas de los Gobiernos estadounidense y saudí, señala el periódico.
Agentes del FBI que investigan el tiroteo de noviembre pasado en un centro de entrenamiento cerca de Amán, donde un capitán de la policía jordana mató a dos conciudadanos, dos estadounidenses y un sudafricano, rastrearon las armas del atacante a partir del número de serie y descubrieron que se habían enviado a Jordania para un curso de entrenamiento de rebeldes sirios.
El periódico apunta que la CIA y los servicios de inteligencia de varios países árabes lanzaron en 2013 un programa secreto para la formación para rebeldes sirios, financiado principalmente por EEUU y Arabia Saudí.
El robo de armas destinadas a rebeldes, según The New York Times, pone de manifiesto "las consecuencias imprevistas, caóticas", de tales programas de entrenamiento.