"Deyab regresó a Uruguay y fue visto en la Barra del Chuy", balneario sobre el arroyo del mismo nombre y el océano Atlántico, justo en el límite entre Uruguay y Brasil, dijeron las fuentes.
El dato indica que Deyab, de 44 años, no tenía intención o no pudo internarse en territorio brasileño cuando cruzó de manera irregular la frontera el 6 de junio, tal como confirmaron fuentes oficiales uruguayas esta semana.
No hay registros migratorios de los movimientos de Deyab en la zona del Chuy, donde es relativamente fácil pasar de un lado a otro, por ejemplo por la ancha faja de playas de arena dura por las que se puede circular en automóvil.
En el Chuy vive una numerosa comunidad árabe y musulmana y en el club social del lado brasileño funciona una mezquita. Allegados uruguayos de Deyab indicaron a esta agencia que seguramente decidió pasar el mes sagrado de Ramadán en la zona, ya que en el resto de este país no hay un tempo semejante.
Cruzar irregularmente la frontera no constituye delito, y Uruguay no puede legalmente prohibirle salir a Deyab, que tiene estatus de refugiado, cédula de identidad uruguaya y un documento de viaje expedido por este país, dijo esta semana a la prensa local el ministro del Interior, Eduardo Bonomi. Pero terceros países pueden negarle el ingreso.
Sin embargo, fuentes que pidieron el anonimato aseveran que el Gobierno uruguayo de José Mujica (2005-2015) acordó con el de EEUU que mantendría bajo vigilancia a los seis liberados de Guantánamo que alojó en diciembre de 2014 y que no les permitiría salir del territorio durante dos años.
El viernes, una fuente del Gobierno de EEUU dijo al diario The Washington Post que organismos de seguridad de ese país estaban coordinando con sus pares de Uruguay y de Brasil esfuerzos para dar con el paradero de Deyab.
Este hombre pasó 12 años en Guantánamo por supuestamente pertenecer a una célula de Al Qaeda, soportó torturas, quedó con serias secuelas de salud y nunca fue formalmente acusado de delitos.