El flujo de personas hacia el país creció en los últimos años: entre 2010 y 2015 entraron a Uruguay 28,36 millones y salieron 28,24 millones, según datos de la Dirección Nacional de Migraciones, lo que implica que 120.000 personas se han establecido aquí.
Desde 2009, Uruguay cuenta con una Ley de Migraciones que reconoce "el derecho a la migración y a la reunificación familiar, al debido proceso y acceso a la justicia, así como a la igualdad de derechos con los nacionales, sin distinción por motivos de sexo, raza, color, idioma, religión u opinión política".
Las políticas poblacionales siguen en el debe de este país de apenas 3,3 millones de habitantes y muy baja tasa de natalidad, 13,50 nacimientos por cada 100.000 habitantes en 2013, pero con suficiente territorio y recursos naturales para albergar a unos 40 millones de personas.
"A lo largo de la historia no existen ejemplos exitosos; no se aborda el fenómeno de la migración en toda su dimensión", indicó la doctora en antropología Pilar Uriarte, de la Universidad de la República.
"No se hacen políticas destinadas a la población migrante, no hay una perspectiva clara de algunas especificidades que tiene la población migrante en términos de vulnerabilidad o de dificultad de acceso a derechos", añadió Uriarte, que trabaja con comunidades de extranjeros.
Trámites fáciles
A diferencia de lo que ocurre en otros Estados con leyes migratorias más severas, un extranjero que quiera radicarse en este país sudamericano puede tramitar la residencia, temporaria o definitiva, con relativa facilidad.
Para obtener la residencia temporal por dos años se requiere pasaporte, certificado de salud, antecedentes penales, una carta membretada donde se especifique actividad a desarrollar en el período de residencia y una constancia de domicilio.
Si se quiere optar a la residencia definitiva, se debe acreditar, además, medios de vida mediante un ingreso mensual nominal.
Entre 2010 y 2015 se concedieron 14.889 residencias temporales y definitivas y se denegaron 35, indican cifras de la Dirección Nacional de Migración.
A su vez, el Ministerio de Relaciones Exteriores concedió entre octubre de 2014 y abril de 2016 otras 10.000 residencias, y denegó 15, a ciudadanos de países parte o asociados del Mercosur (casi todos los sudamericanos) y a extranjeros con lazos directos con uruguayos.
Escasa información
Uno de los principales problemas para entender el perfil migratorio de Uruguay es la falta de datos sobre la población extranjera que reside en el país.
La información oficial más reciente es la que se desprende del censo de 2011, una fuente que, por ejemplo, no distingue a los nuevos inmigrantes de los españoles e italianos que llegaron hace décadas y que hoy en día son uruguayos a todos los efectos.
Organismos públicos como el Instituto Nacional de Estadística o los ministerios de Desarrollo Social y de Trabajo recopilan datos sobre el perfil socioeconómico de los inmigrantes o los motivos de llegada en algunas encuestas, pero esa información "no está unificada y no se utilizan los mismos criterios" para conseguirla, admitieron fuentes de la cancillería uruguaya.
"Carecemos de estadísticas buenas sobre inmigración que nos permitan monitorear cómo crece anualmente esa población", señaló el investigador Martín Koolhaas, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.
Esa falta de estadísticas impide medir el impacto de problemáticas como el racismo o la integración laboral en la población inmigrante.
En 1960, Uruguay tenía 2,5 millones de habitantes y solo pasó la barrera de los tres millones en 1989.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas estima que para 2050, la población uruguaya llegará a 3,64 millones de habitantes.
*Este artículo es parte de un reportaje realizado en el marco del taller en línea sobre discriminación de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
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