A pesar de que se temían incidentes graves entre los participantes en la marca del Día de Jerusalén y la población palestina de la zona de la ciudad vieja, todo transcurrió con relativa calma.
El Día de Jerusalén se celebra cada año (la fecha cambia porque es según el calendario judío) para conmemorar lo que los israelíes denominan la "reunificación" de Jerusalén y los palestinos la ocupación de la parte este de la ciudad, que según la ley internacional les corresponde.
Israel ocupó el este de Jerusalén en la guerra de los Seis Días, en junio de 1967 y posteriormente, en 1980, se la anexionó. Los palestinos aspiran a convertir Jerusalén este en su capital.
No obstante, diversos participantes en la marcha gritaron al pasar por el barrio musulmán de la ciudad vieja eslóganes como "el Templo se construirá, la mezquita (de Al Aqsa) se quemará" y "Mahoma está muerto".
Los participantes, la mayoría sionistas religiosos, con numerosas banderas israelíes, ocuparon las calles del centro de Jerusalén durante toda la tarde.
"Venimos de Gush Etzion (bloque de asentamientos israelíes en Cisjordania) para decirle a todo el mundo que Jerusalén es nuestro y siempre lo será, siempre será de Israel y de los judíos", dijo a Sputnik Nóvosti Yael, una colona de 25 años.
La marcha transcurrió en medio de fuertes medidas de seguridad. La policía desplegó a 2.000 agentes en toda la ciudad.