Según los medios de comunicación chinos, aún se desconoce si el nuevo complejo hotelero acogerá a extranjeros y cuál de las islas en disputa se convertirá en este nuevo paraíso.
El 26 de mayo arrancó la primera jornada de la cumbre del Grupo de los 7 en Japón. La reunión cuenta con la participación de los mandatarios de los países miembros y representantes de la ONU, la UE y el FMI. La segunda mayor economía del planeta —China— no forma parte del grupo.
Uno de los asuntos planteados en la reunión, fue el papel de China en la región Asia-Pacífico, ya que algunos consideran al país como la fuente de las tensiones en la zona. Los líderes del G7 expresaron su preocupación por la situación en el mar de China Meridional, provocada por la construcción por parte de Pekín de islas artificiales en el archipiélago de Spratly y de sus supuestas aspiraciones de ampliar el territorio para fines militares.
"China se opone a que el G7 aborde el tema sirviendo a sus propios intereses", declaró Hua Chunying, la portavoz del ministerio de Exteriores chino.
Además, añadió que la posición de los líderes del grupo no contribuirá a fortalecer la estabilidad en la región.
Alexandr Salitsky, experto del Instituto de Economía Mundial y de Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia, está seguro de que después de la crisis de 2008-2009, "Occidente perdió su papel como el líder que promovía el desarrollo de otros países y les proporcionaba un mercado seguro y ahora solo se pone a culpar a otros por la falta de impulso de su propio desarrollo".
Según Salitsky, los países occidentales cometen un error muy grave al demostrar en una cumbre de alto nivel su actitud "algo negligente y poco constructiva" hacia China.
"Pienso que todo esto es incorrecto, ya que parece una propuesta de dividir al mundo en dos: una 'parte civilizada' y una 'parte atrasada'", opina el experto.
Las islas de Spratly, que se sitúan en el mar de China Meridional, tienen gran importancia desde el punto de vista estratégico y económico. Por lo tanto, son el objeto de tensiones entre Pekín y los Estados vecinos de Filipinas, Vietnam, Brunei, Japón, Taiwán y Malasia.