Según la BBC, citando al Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán, cerca de 700 jefes de estado, diplomáticos y altos cargos atendieron la ceremonia.
La mayoría en el Parlamento, con 58 de los 113 diputados, dará a Tsai un considerable margen para llevar adelante sus esperadas políticas.
La victoria del PDP, de raíz independentista, rompió el acercamiento durante ocho años entre Pekín y la isla bajo el mandato del Kuomintang.
Tsai, una antigua burócrata y profesora de Derecho, tiene como principales retos la gestión de la gripada economía nacional y las complejas relaciones con China.
El presidente saliente, Ma Ying-jeou, perdió el apoyo popular al ser percibido como demasiado cercano a Pekín en un clima de creciente preocupación por su creciente influencia.
La presidenta ha manifestado su voluntad de mantener el statu quo pero ha pedido a China que respete su cultura democrática y subrayado que ambos gobiernos deben de tratarse con "reciprocidad y respeto".
Tsai necesitará tacto para mantener alejado a Pekín alejado de los asuntos de la isla y a la vez mantener su flotador económico.
Los múltiples acuerdos con Pekín la han hecho cada vez más dependiente de China y muchos temen que acabe amenazando su autonomía, lo que cristalizó en las manifestaciones del movimiento girasol.
El comercio de Taiwán con China alcanzó en 2014 los 130 mil millones de dólares y la isla envía al continente el 40 % de sus exportaciones. Millones de turistas chinos visitan la isla cada año después de que se levantasen las anteriores limitaciones.
Pekín juzga innegociable el principio de "una sola China" pactado en el Consenso de 1992 y que permite la interpretación opuesta.
China se ha dedicado desde la victoria en las elecciones de Tsai a advertir de los efectos nefastos para la isla si recupera el mensaje beligerante de Chen.
En los días previos a su investidura realizó maniobras militares en la costa más cercana a la isla que incluyeron ejercicios de desembarco en lo que muchos analistas han descrito como una amenaza.
Los nacionalistas se refugiaron en la isla tras perder la guerra civil contra los comunistas de Mao y Taiwán opera hoy como un país independiente.
Taipei no ha declarado la independencia formal por las amenazas chinas a una respuesta militar.