"La intensidad de los comunicados emitidos por la Cancillería brasileña en la última semana ha conseguido el efecto deseado a nivel doméstico: en estos momentos, la derecha brasileña está extasiada con la dureza de su nuevo canciller respecto a países como Cuba o Venezuela", apuntó Santoro quien cree que esa pretendida firmeza únicamente responde a intereses partidistas.
"A pesar de los aplausos de los principales medios de comunicación brasileños, la posición de Serra es completamente contraria a los intereses de Brasil en la región, no tengo duda de que a medio plazo las relaciones con la mayoría de estos países se normalizarán ya que oponerse a los vecinos no es viable a largo plazo", señaló.
Para el profesor, un habitual en los debates del canal televisivo GloboNews, la maniobra de colocar a Serra como ministro de Exteriores permitió al presidente Michel Temer "asegurarse que su ministro no gana excesiva importancia en ministerios importantes para los brasileños mientras que se beneficia de su ansia por atención a nivel internacional".
"El Gobierno ansía la aprobación de los países ricos a su Gobierno: es por ello que el presidente interino se atreve a emplear a Serra y a los países de América Latina o África como escaparate de su nueva política exterior, sin embargo, el secretario de Unasur, Ernesto Samper, ya dejó claro a Temer y Serra que siguen ejerciendo cargos interinos", concluyó Santoro.
El pasado lunes Samper alertó de la posibilidad de que Unasur aplicase su cláusula democrática si la presidenta Dilma Rousseff acaba perdiendo su mandato presidencial de manera irregular, además, se negó a entrar en el juego de acusaciones de Serra: "Un expresidente y secretario general de Unasur no tiene por qué responder a un canciller interino".