"La situación política y económica de Brasil pesa en la región, siempre ha sido así (porque) es el país más grande de la región, en la que se nota un agotamiento de los proyectos progresistas y un renacimiento de los neoliberalismos", dijo el economista ecuatoriano Alberto Acosta, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente entre 2007-2008, bajo el primer mandato de Rafael Correa.
Con 202 millones de habitantes en una población latinoamericana de 625 millones, el gigante sudamericano sufrió en 2015 una contracción de 3,8 por ciento del PIB y enfrenta este año una caída igual, indicó esta semana el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las dos crisis brasileñas "van de la mano", ya que los asuntos políticos "están atados a las dificultades económicas", indicó Acosta, quien también se desempeñó como ministro de Energía y Minas de Ecuador.
Por su parte, el economista uruguayo Aldo Lema reconoció que la incertidumbre sobre el futuro político de Brasil pesa en la economía.
"Lo político agrava el problema (económico) en la medida en que no se percibe hoy un capital político en el Gobierno y hay dudas sobre si lo habrá en la oposición", estimó Lema, docente del Instituto de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, país donde reside hace más de 20 años.
Problemas estructurales
Sin embargo, para Lema las tribulaciones económicas brasileñas no son coyunturales y seguirán presentes aunque cambie el jefe del palacio de Planalto (sede de Gobierno).
Además hay cierta "exageración respecto a las mejoras desde el punto de vista de la política económica que se pudieran lograr con un cambio de Gobierno", añadió.
Este domingo, la Cámara de Diputados de Brasil debe decidir si aprueba o rechaza la apertura del proceso de 'impeachment' contra la presidenta Dilma Rousseff.
Impacto en la región
Arrastrada por la recesión brasileña, la economía de América Latina y el Caribe se contraerá 0,5 por ciento este año, pronostica el FMI.
Tras la victoria de Mauricio Macri en Argentina, estos países que negocian en el Mercosur un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea (UE), han visto cómo el gigante sudamericano se convierte en obstáculo para su concreción, opinó.
"Hoy Argentina, Uruguay y Paraguay tienen una orientación distinta a la de Brasil, que no se ha sumado a ese proceso; por tanto, la incertidumbre que mantenga Brasil significa que la región puede estar relativamente trancada en algunas decisiones de largo plazo", estimó el economista.
Responsabilidades progresistas
La queda económica de América Latina responde al fin del 'boom' de las materias primas de la primera década del siglo.
"Habría que preguntarse si estas dificultades solo se deben a cuestiones complicadas que está viviendo la economía mundial, o si también hay una responsabilidad enorme de los mismos gobiernos", reflexionó el ecuatoriano, duro crítico del Gobierno de Correa.
El avance de las derechas determina un nuevo escenario de "profundización de la lógica neoliberal", que Acosta atribuye a la incapacidad que mostraron gobiernos de izquierda o centroizquierda para impulsar "transformaciones estructurales profundas".
En muchos aspectos "no han sido gobiernos de izquierda que pongan en entredicho la modalidad de acumulación capitalista", estimó.
En su opinión, las políticas desarrolladas "permiten asegurar que aquello de la restauración conservadora en América Latina surgió de la mano de los propios gobiernos progresistas".
Además de Brasil, también sufrirán recesión este año dos grandes economías sudamericanas, Venezuela y Argentina, advirtió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.