Agregó que "lo consideramos como una confirmación bilateral de no solo la herencia de nuestras relaciones, sino de la intensificación de esfuerzos para resolver varias cuestiones acumuladas en la agenda bilateral y de la necesidad de promover el arreglo en Transnistria según los principios acordados".
"Estamos contentos de continuar el diálogo político que nos da la posibilidad de intercambiar opiniones sobre el estado actual de las relaciones bilaterales y determinar el desarrollo ulterior de la cooperación entre nuestros Estados en los ámbitos básicos", respondió el canciller moldavo.
En cuanto al conflicto, Lavrov declaró que Moscú aboga por la permanencia de Transnistria dentro de Moldavia.
Lavrov señaló que Moscú apoya el trabajo en el formato 5+2 en el que participan Moldavia y Transnistria como partes en conflicto, Rusia, Ucrania y la OSCE en calidad de mediadores, y la UE y EEUU como observadores, y cuyo último encuentro tuvo lugar en 2014.
"Todos nosotros abogamos por restablecer la viabilidad de este mecanismo a base de pasos pequeños pero concretos, y pasar de sencillas cuestiones a las difíciles, incluido el estatus de Transnistria dentro de Moldavia unida", dijo Lavrov durante un encuentro con su homólogo moldavo, Andréi Galbur.
Asimismo, agregó que Rusia está dispuesta a seguir siendo garante de la normalización entre Chisinau y Tiráspol.
"Rusia está dispuesta a continuar ejerciendo sus funciones de mediador en las negociaciones y seguir siendo garante de los acuerdos que se logran, estamos interesados en dejar atrás la actual etapa de desconfianza entre Chisinau y Tiráspol y llegar a las soluciones que correspondan al arreglo multilateral y viable de esta situación", señaló.
Por su parte, el canciller moldavo declaró que Chisinau quiere cambiar el formato actual del contingente militar en Transnistria por una misión civil internacional.
Transnistria, donde los rusos y los ucranianos constituyen un 60 por ciento de la población, luchó por separarse de Moldavia ya antes de la desintegración de la Unión Soviética, temiendo que la propagación del nacionalismo empujara a los moldavos a unirse a Rumanía.
Chisináu perdió el control sobre los territorios en la orilla izquierda del Dniéster en 1992, tras un intento frustrado de resolver el problema por la fuerza.
El mantenimiento de la paz en la zona del conflicto corre a cargo de un contingente internacional de pacificadores.