Ciudad de México (Sputnik) — Además del drama de más de 26.000 desaparecidos de la guerra contra las drogas, “el silencio sobre la tragedia 43 jóvenes de Ayotzinapa que condensa todos los males que el papa ha querido denunciar, es el silencio más cómplice, por no encarar en forma explícita un tema que ha conmovido a todo el mundo”, lamenta el veterano académico exjesuita.
El exjesuita argentino “esta incrustado en una estructura de poder del Vaticano en la cual la lógica no es la práctica de las democracias modernas, sino del poder absoluto”, dijo el investigador español de 79 años, afincado en México.
“Bergoglio es solo tres meses mayor que yo”, gusta mencionar Alonso Herrero, quien se confiesa “educado por jesuitas en la burbuja franquista” hasta su descubrimiento del exilio republicano en México y la masacre de seis jesuitas en El Salvador.
El autor explica que “la Iglesia, no la forman ciudadanos sino feligreses, que no pueden exigir nada; y al mismo tiempo el Papa de turno se aprovecha de su condición de jefe de Estado, sin que nadie le pueda exigir cuentas, ni verificar la promesa de limpiar la sporcizie (la porquería), ni la restructuración ni saldar cuentas con la moral católica”.
Como resultado, “además de que no dijo todo lo que debería decir, recibiendo besos a su anillo papal, ha causado una gran herida a la laicidad del Estado mexicano, inaugurado en el siglo XIX por el presidente Benito Juárez”, dijo el sociólogo de la religión español, que recorrió América Latina durante más de dos décadas con la Compañía de Jesús, la misma en que se formó el papa argentino.
“Naturalmente esta inesperada recepción fastuosa de todos los poderes del Estado mexicano habría sido imposible sin un compromiso, de manera que la visita pastoral que podía ser más libre en su contacto con los fieles, terminó acotada por la relación de Los Pinos con El Vaticano”, enfatizó el autor.
La pedrastia clerical en México
Parecía imposible que con la buena reputación que traía Francisco I, rescatando temas que fueron abandonados por sus antecesores, pudiera venir a México y no hablar con toda claridad al tema Maciel, de pederastia probada, de doble vida, uso de drogas, y de hijos clandestinos que también fueron abusados.
No se trata de pecados sino de delitos contarios a la prédica histórica de la Iglesia católica, enfatiza Alonso Hererero.
“Bergoglio encarna la doble vertiente como pontífice de los creyentes y con la responsabilidad de condenar delitos explícitamente como jefe de Estado”, miembro de las Naciones Unidas (ONU).
Las afirmaciones de Francisco en el avión a los corresponsales, la única conferencia que dio en la gira, pero ya de regreso a Roma, “son típicas de su actuación personal como los anteriores jefes de la Iglesia, dando largas al asunto por años y años”.
“Lo que dijo en el avión lo debió haber dicho en México, donde comenzó el escándalo de la pederastia”, cuestionó el académico a su excolega de la Compañía de Jesús.
Recuerda que “no hay que olvidar que la Santa Sede está emplazada por las Naciones Unidas como Estado, para responder a las acusaciones de pederastia y todavía estamos esperando”.
Rivera y el cardenal Joseph Ratzinger, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe antes de convertirse en papa Benedicto XVI, se negaron a escuchar sobre el abuso sexual del padre del fundador de los Legionarios.
Francisco dijo en el avión que había hablado con víctimas en EEUU “donde la legalidad es más respetada que en México, y el Vaticano ha asumido las consecuencias, pagando miles de millones de dólares y hasta ha vendido posesiones para responder”, apunta el experto.
La reunión con los jesuitas mexicanos, durante 45 minutos en medio de la gira, ha sido un espaldarazo, “pero Bergoglio nunca fue un seguidor de la Teología de la Liberación”, puntualiza el teólogo.