Ciudad de México (Sputnik) — Francisco fue despedido por miles de fieles, por el presidente mexicano Enrique Peña, su esposa Angélica Rivera y su gabinete, quienes lo acompañaron a la escalinata del avión que partió del aeropuerto internacional de Ciudad Juárez, fronterizo con EEUU, a las 20:40 de la noche hora del centro del país latinoamericano (02:40 GMT) para retornar al Vaticano.
En la ceremonia final, Francisco I recibió honores de Jefe de Estado con los himnos nacionales de México y El Vaticano, y luego saludo a las comitivas del mandatario mexicano, quien hizo lo propio con los cardenales que acompañaron al líder religioso.
En el último día de su gira, que inició el viernes pasado, el Papa visitó una prisión, sostuvo una reunión con líderes empresariales y trabajadores, y celebró la última una misa masiva con un mensaje a los migrantes que sufren violencia en las fronteras.
Palabras duras
El problema de la seguridad "no se agota solamente encarcelando", sino "afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social", sostuvo ante autoridades e internos, que le regalaron un bastón labrado y una vajilla de los talleres de la prisión.
La pobreza es caldo de cultivo para el narcotráfico y la violencia, dijo después en "un encuentro del trabajo" antes de la última misa en México, celebrada ante 250.000 personas en honor a víctimas del crimen.
El jerarca católico llamó a hacer todo lo posible para dialogar en Juárez, ciudad limítrofe con El Paso, Texas, saturada con fábricas de ensamblaje o maquiladoras, que fue la ciudad más violenta del mundo en 2010 y 2011, donde han muerto unas 10.000 personas en seis años, y unas 3.000 mujeres han desaparecido, víctimas de la trata de personas y redes de prostitución.
Dijo además que la crisis de la migración es una "tragedia humana" que causa muerte: "¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad", expresó el líder religioso, al leer la última homilía de su viaje.
En las zonas fronterizas, "se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que buscan pasar al otro lado, un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano", deploró el jerarca de la Iglesia Católica.
Los migrantes "salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado, frente a tantos vacíos legales, se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres", exclamó el exarzobispo argentino de Buenos Aires formado por los jesuitas.
"La noche –les dijo para cerrar su mensaje– nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza, muchos hombres y mujeres, que hacen posible que esta sociedad mexicana no se quede a oscuras, son profetas del mañana, son signo de un nuevo amanecer", terminó.