Los jesuitas le llevaron como regalo una reliquia del beato mexicano Miguel Agustín Pro Juárez, un jesuita que fue fusilado junto a su hermano en 1927, sin juicio, acusado de sedición y terrorismo por fuerzas federales, en los años de un levantamiento armado de cristianos contra leyes anticlericales, llamada Guerra Cristera.
“No hago un reporte del encuentro, me dijo que podía hablar sobre la reliquia, sobre otras cosas no tengo qué decir”, dijo el portavoz de Francisco.
Los jesuitas han fundado organismos defensores de los derechos humanos en México, y el más importante es el Centro de DDHH Agustín Pro, que encabeza la defensa de los familiares de 43 jóvenes desaparecidos en la masacre de estudiantes de la escuela Ayotzinapa, perpetrada en septiembre de 2014 por policías municipales confabulados con narcotraficantes, en Iguala, estado de Guerrero.
El encuentro con los jesuitas del cual no se reveló el contenido, ocurrió luego de una misa masiva en populoso y empobrecido municipio de Ecatepec, del estado de México que rodea la capital, y una visita a un hospital de niños enfermos con cáncer.
La expectativa por Ayotzinapa
Los familiares de los 43 desaparecidos han pedido desesperadamente un encuentro con Francisco, quien les oreció tres lugares privilegiados en una misa que se celebrará con víctimas de la violencia, el miércoles, en el último día de la gira en Ciudad Juárez, Chihuahua, en la frontera con EEUU.
Al mismo tiempo, sacerdotes como el padre Alejandro Solalinde, cercano a las víctimas de desaparición forzada y migrantes, han presionado para que Francisco reciba a los familiares y aborde el tema de la masacre que conmocionó al mundo, saldada con seis muertos, 25 heridos y 43 desaparecidos, que según la investigación federal fueron asesinados y sus cuerpos calcinados.
#PopeFrancis meet the Mexican Jesuits. A great time of sharing and relaxing pic.twitter.com/sXSKb4pboq
— Antonio Spadaro SJ (@antoniospadaro) 15 февраля 2016
Un foto del encuentro ha sido publicada por el jesuita Antonio Sapadaro, en su cuenta de Twitter (@antoniospadaro), con una foto de un sonriente Francisco, y la frase en inglés "Papa Francisco nos hizo reír, aquí en México, historias divertidas", y otro mensaje en el que indica que fue un momento de compartir "revelador y relajante", sin más detalles.
Spadaro, editor jefe de la revista Civiltà Cattolica y consultor del Consejo Pontifical para la Cultura, fue el primero en entrevistar al cardenal Bergolio poco después de que fue elegido papa.
#PopeFrancis made us, the Jesuits, laugh here in Mexico 😀 Funny stories… pic.twitter.com/dD55dvN4o2
— Antonio Spadaro SJ (@antoniospadaro) 15 февраля 2016
El papa "no es una persona irresponsable, es una persona muy concienzuda, no toma decisiones en vano y no quiere irritar a nadie; pero sus acciones no son determinadas por las presiones", ha escrito desde su cercanía de jesuita con Francisco.
En su geopolítica, ha dicho por ejemplo Spadaro, Francisco "no acepta alianzas preestablecidas, se mueve de manera libre, esta es su manera de actuar, intenta obtener el máximo resultado, consciente del terreno en que se mueve, es muy práctico (…) en algún caso, llega a citar casos concretos, pero lo hace evaluando la situación".
Esa valoración concierne a las presiones que tanto el gobierno de Enrique Peña, como organismos civiles y religiosos defensores de los DDHH han desplegado para influir en la agenda y las escalas elegidas para la gira, concentrada en el tema de los derechos de los migrantes y los indígenas, en ciudades asoladas por la violencia, donde nunca antes llegó un papa.
El periodista jesuita, que se reunió esta tarde con el papa, dijo poco antes de la visita de Francisco al país latinoamericano que el papa "no pretende intervenir en los asuntos internos de México, no va a dejarse guiar por las presiones políticas y que va a decir su palabra sobre la violencia y la desigualdad."
Francisco realizará una sus más esperadas apariciones este lunes en San Cristóbal de la Casas, en el sureño Chiapas –escenario de la rebelión indígena zapatista de 1994-, uno de los estados más pobres, donde visitará la tumba del obispo Samuel Ruíz, a quien reivindicará por su papel junto a los marginados de las etnias originarias, un reconocimiento que le había negado en vida la jerarquía católica de México.