"No entra en nuestros planes perpetuar la presencia en Siria, ya lo habían dicho el presidente (Vladímir Putin), mis colegas y quisiera reafirmarlo", dijo Medvédev a la revista Time.
"No será este último quien defina la escala de la presencia militar rusa allí, sino las autoridades rusas, el comandante en jefe y los demás implicados en este proceso", apuntó el primer ministro.
Desde marzo de 2011 Siria vive un conflicto armado, en el que murieron más de 250.000 personas, según la ONU.
Las tropas gubernamentales se enfrentan a distintos grupos armados, incluidos el Estado Islámico (Daesh en árabe) y el Frente al Nusra, vinculado con Al Qaeda, ambos proscritos en Rusia y otros países.
El pasado 30 de septiembre, la aviación rusa empezó una operación aérea contra Daesh en Siria a petición del presidente del país, Bashar Asad, y desde entonces logró abatir a centenares de yihadistas y destruir miles de instalaciones de su infraestructura.
Paralelamente efectúa bombardeos la coalición internacional encabezada por EEUU, pero sin tener el respectivo mandato de las autoridades sirias.
Rusia intercambia información sobre los vuelos con la coalición, una más estrecha cooperación de momento no existe.
Occidente acusa a Rusia de estar bombardeando las posiciones de la llamada oposición moderada, pero el Ministerio de Defensa rusa califica de infundadas tales afirmaciones.