Una cuestión más: ¿Sirven para algo estos caucus? Sin duda. "Para empezar a despejar el pelotón por detrás y ajustar estrategias por delante", asegura Felipe Sahagún, experimentado profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. "Confirma que Hillary Clinton no ilusiona y el favorito del GOP [el Partido Republicano] estaba escondido", destaca el analista político Luis Tejero. Tejero se está refiriendo a Marco Rubio, quien obtuvo un 23% de los votos, un punto porcentual menos que Donald Trump, el gran favorito —y el gran derrotado- de estos caucus. A la postre quien se embolsó el triunfo fue Ted Cruz, con el 28% de los sufragios.
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Trump, histrión hasta las cachas, guardó inicialmente un prudente silencio, lamiéndose las heridas de la batalla. Pero no tardó en pasar a la ofensiva y en un ataque de mal perdedor acusó al senador ultraconservador por Texas de haberle "robado" el resultado con prácticas "ilegales". Lo cierto es que el equipo de campaña de Cruz inundó de cartas a votantes evangélicos anunciándoles la inminente retirada de un candidato con el que más se disputaba el voto religioso. Un navajazo más de los muchos que se presenciaran durante la dilatada carrera presidencial estadounidense.
Sin embargo, y pese al revés encajado, el magnate sigue como favorito en las encuestas de opinión pública por delante de a Cruz y Rubio.
Rubio, que habla español con fluidez —no como Cruz-, parece que va camino de convertirse en el candidato de consenso frente a la radicalidad de Cruz y Trump, el hombre que aglutinará a los votantes más reacios a los experimentos políticos.
Como enfatiza Suárez, Rubio es el primer hispano en la historia con serias opciones de llegar al trono de la Casa Blanca. Hijo de inmigrantes que huyeron de Cuba antes de la llegada del castrismo y que se quedaron a medio camino de hacer realidad el sueño americano, Rubio es una figura con una fuerte carga simbólica. Su padre nunca pasó de camarero y su madre limpiaba hoteles en Las Vegas o Miami, pero Marco se interesó desde adolescente por la política escuchando a un abuelo que admiraba a Ronald Reagan. Se graduó en la universidad e hizo carrera política desde los cargos más modestos en Miami.
Finalmente, y lo más importante, la cita de Iowa ha servido también para evidenciar el tremendo poder… del dinero. Por ejemplo, sólo en anuncios de televisión, los candidatos republicanos se gastaron 43 millones de dólares. Y de ahí que sea especialmente oportuna la denuncia de Jimmy Carter. El expresidente norteamericano ha advertido que la política de EEUU se ha corrompido con los miles de millones de dólares empleados en financiar la campaña, gracias a una sentencia de 2010 del Tribunal Supremo estadounidense —que Carter considera "soborno" legal-, que equipara gastar dinero en campañas con la libertad de expresión.
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Carter dijo en una entrevista a la BBC que el dominio del dinero en la política representa el mayor cambio que ha sufrido su país desde que él fue elegido presidente en 1976. "Yo no tenía dinero. Ahora hay una inyección masiva de cientos de millones de dólares en las campañas de todos los candidatos. Algunos candidatos como Trump ponen su propio dinero pero otros tienen que ser capaces de recaudar de 100 millones a 200 millones sólo para ir a la nominación republicana o demócrata".
"Como los ricos financian las campañas, cuando los candidatos ocupan el puesto hacen lo que quiere los ricos. Y eso consiste en que los ricos sean más ricos y más ricos, y la clase media se queda fuera. Todas las estadísticas muestran que las clase media está estancada o perdiendo ingresos para el trabajo que hacen", resume Jimmy Carter. Se puede decir más alto, pero no más claro.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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