Según Molinari, dicho escenario es posible puesto que los rebeldes que luchan contra el presidente sirio no pueden contrarrestar las acciones de la aviación rusa.
No obstante, la existencia de la coalición suní, que está detrás de los milicianos islamistas que no forman parte de Daesh, no permite asegurar el éxito de esta operación.
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La coalición es conducida por Arabia Saudí y Turquía con el apoyo financiero de Catar, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Riad y Ankara prestan ayuda a los grupos rebeldes que luchan contra Asad con el fin de crear un nuevo estado suní establecido con apoyo de tribus sirias hostiles a las alauitas que son la base del partido gobernante en Siria.
El Kremlin intensifica sus esfuerzos por las mismas razones, espera usar a Siria como el fundamento para crear la hegemonía rusa en Oriente Medio, antes de que la Casa Blanca cuente con un presidente más resuelto.
El periodista sostiene que el riesgo se encuentra en que los intereses nacionales de cada coalición se basan en lograr estratégicos resultados, incompatibles entre sí, tan pronto como sea posible.